Una tradición dulce y rica para elaborar los pasteles artesanos
Una familia guarda el secreto de la repostería de El Condado, que vende en sus tiendas y a través de internet



Los pasteles de Pascuala tienen, entre el azúcar, la levadura y la harina, altas dosis de artesanía, paciencia, mimo, cariño y pasión. Precisamente, estos son ingredientes clave para que una familia lleve más de un siglo endulzando los desayunos, las meriendas, las bodas y los cumpleaños de miles de vecinos de El Condado. El origen de la pastelería se remonta a principios del siglo XX. Entonces, María Almansa Acero, conocida cariñosamente por sus vecinos como “Mariquita la Garbancera”, se dedicaba a preparar por encargo dulces que se servían en las bodas en Navas de San Juan. Su nuera, Pascuala Morales Honrubia, heredó el secreto. Su hija, Manuela González Morales, cuenta que los vecinos le llevaban los ingredientes y ella solo recibía el dinero que conllevaba la mano de obra. Fue en 1967 cuando Pastelería Pascuala abrió su primer despacho de dulces y pasteles en la calle Ramón y Cajal. Empleó los hornos de las distintas panaderías del pueblo hasta que, en 1981, pone en funcionamiento el suyo alojado en el actual obrador.
Ahora, después de la muerte de Pascuala Morales Honrubia —en 2010—, es su hija, Manuela González Morales, la que se encuentra al frente del negocio. “Mi madre fue una mujer adelantada a su tiempo. Valía mucho. Me enseñó a que hay que ponerle mucha pasión y amor a los dulces y que, también, a veces, hay que saber perder porque no siempre sale como esperas”. Pastelería Pascuala es un auténtico referente en dulces. Elabora deliciosas tartas y todo tipo de pasteles artesanales. Mucha gente recorre largas distancias solo para probar sus pericones. No obstante, ahora, a través de internet, ha puesto en marcha una sección de venta “on line”, que permite recibir el género en la propia casa. Sin duda, un negocio dulce y bien gestado.