“Nos agarramos a la fe y a la devoción por nuestra Madre”

juan josé romero amezcua

28 may 2020 / 12:20 H.

—¿Cree que hay posibilidades de celebrar a finales de septiembre las fiestas patronales?

—Siempre digo que la esperanza es lo último que se pierde, pero somos muy conscientes de esta situación. Va a depender de la evolución de la pandemia y de lo que determinen las autoridades civiles, sanitarias y, por supuesto, la eclesiástica.

—Viven cada año momentos muy significativos, como el recibimiento de la patrona...

—Sí, hay un pórtico de la fiestas, pero realmente es el día 24 cuando se inician con el pregón en la plaza del Ayuntamiento. El día 25 es el recibimiento de nuestra Madre y Patrona a las ocho de la tarde, en un lugar muy representativo, el Peñón de San José. El copatrón sale al encuentro de la Patrona y es un momento para vivirlo mejor que para describirlo. Es una explosión de sentimiento y fervor hacia Ella, que nos vuelve a acoger en su manto entre vivas y aplausos.

—La patrona está en un santuario único y singular...

—Casi todo el año permanece en su santuario. El enclave es una joya de la naturaleza en el corazón del Parque Natural de Sierra Mágina. La belleza del lugar es indescriptible. Nuestra Patrona regresa el día 25 y permanece en el pueblo hasta finales de octubre. Antes de su marcha, se celebra una novena en su honor y regresa en romería el último domingo de octubre, en una celebración muy festiva y multitudinaria. No sólo es la patrona de Bedmar, es la Reina de Sierra Mágina y la devoción trasciende a toda la comarca y más allá.

—¿Qué reflexión compartiría en estos momentos con sus paisanos y devotos de la Virgen?

—Son momentos muy duros que aún no han finalizado, pero hay que ver su parte positiva. Está aflorando lo más hermoso del ser humano, mucha solidaridad. Los sanitarios, los transportistas..., tanta y tanta gente que está en primera línea luchando por la salud de todos y para que no nos falte lo más básico. Mi mensaje también es de esperanza. Que nunca se pierda, porque vamos a salir más reforzados de esta pandemia y vamos a valorar lo que antes parecía algo menor, menos importante: un abrazo, un beso o una caricia.

—¿Cómo han vivido el confinamiento y la desescalada?

—El confinamiento ha sido duro, como en cualquier sitio, pero en Bedmar la gente ha sido muy consciente y, en general, está a la altura de lo que se nos demanda. Poco a poco remontaremos, aunque la escalada va a ser dura. Soy realista, pero con fuerza y lucha vamos a salir adelante.

—¿Están compartiendo mucho en redes sociales?

—Sí, especialmente en nuestra web para transmitir esperanza. Resalto cómo nos hemos agarrado a la fe y a la devoción de nuestra Madre con oraciones espontáneas y peticiones de ayuda y protección que publicamos.

—¿Qué le ha impactado más y cómo ve el futuro inmediato?

—Desgraciadamente, el fallecimiento de tantas personas, de tantos mayores que han sido siempre nuestros referentes, que sufrieron mucho en la posguerra y que en la crisis de 2008 fueron el pilar de apoyo para su familias. La pandemia se ha ensañado con ellos y me duele y me destroza el corazón por lo que significan y por cómo se han ido. Por otra parte, creo que esta experiencia puede cambiar hábitos y prioridades en nuestras vidas. Si nos cambia, será para bien. Soy optimista en ese sentido.