Un regalo de Reyes para Asunción

Situación límite de una vecina de Pozo Alcón discapacitada que malvive con 400 euros

05 ene 2016 / 09:16 H.

Ni Melchor, ni Gaspar, ni Baltasar van a pasar esta noche por la casa de Asunción Bustos Muñoz, una vivienda sin lujos, ni nada que se le parezca remotamente, en un barrio humilde de Pozo Alcón. No tiene sofá, las veces de diván las hace una puerta. Con tan solo este ejemplo se describe la morada de esta poceña, de 58 años, a la que la vida se le comenzó a torcer hace tiempo y cada vez está más doblada. Su pareja, el padre de su hijo de 17 años, falleció en un accidente de tráfico, en su trabajo, porque era transportista, como recuerda. Desde hace dos años, no tiene ingresos. Su “jefe” era un anciano al que cuidaba, pero fallecido este, se quedó sin sustento económico alguno. Tampoco está la mujer para buscar trabajo, a menos que estén adaptados a sus circunstancias que son más complejas aún de lo que ya parece. Y es que Asunción Bustos Muñoz, para colmo, sufre una discapacidad, un 58% de la escala que mide este tipo de casos. ¿Su problema? Una insuficiencia respiratoria, como aclara, que la debería de tener enganchada a un dispensador de oxigeno todo el tiempo. “Hay veces que no puedo ni encender la máquina”, aclara en su cama, de la que le cuesta la misma vida salir.

Uno de sus vecinos, Andrés Monge Carpio, al que le faltan manos y recursos para ayudarle en todo lo que precisa, aclara: “Para colmo, se rompió una vértebra”. Cuando le dieron el alta en el hospital de la ciudad granadina de Baza, donde está el centro hospitalario más cercano para estos jiennenses, el informe facultativo dejaba claro que precisa ayuda a domicilio. El alcalde, el socialista Iván Cruz, precisa que, conforme a las indicaciones de Servicios Sociales, cuenta con esta asistencia. Pero la beneficiaria, aunque agradecida, la considera poco. “Solo vienen una hora, yo necesito más”, sostiene. También, le viene muy justo el dinero del que dispone, que solo recibe de las administraciones públicas. Acumula tantas deudas que nunca son suficientes las pagas que se conceden por su situación, la última, de la que disfruta, de 400 euros. Con esta vida, en la que siempre la pescadilla se muerde la cola, no es extraño que pesen sobre ella avisos de corte de suministros varios y que no pueda hacer ni siquiera frente al alquiler social de la vivienda que le concedió el Ayuntamiento. Su hijo, muy a su pesar, tampoco puede sacar la familia adelante, con una discapacidad del 58% y todavía menor de edad.

Asunción Bustos Muñoz, entre lágrimas, cree que lo que necesita es un “milagro” para sacarla de su particular pozo, que los Reyes Magos vayan de verdad a su casa.