Un pedazo de Andalucía en Tenerife

El villargordeño Miguel Guijarro es el precursor de la Feria de Abril de La Laguna, que se celebra hasta mañana

05 abr 2025 / 18:57 H.
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LA ENTREVISTA

A pesar de criarse en Barcelona, siempre llevó a su Villargordo natal por bandera. Su sueño de vivir una Feria de Abril en Tenerife, donde reside desde 1985, se hizo realidad en 2023. Hoy, es un referente cultural que lleva un pedazo de Andalucía a La Laguna hasta mañana domingo.

—¿Cómo surge la idea de organizar una Feria de Abril en La Laguna, en Tenerife?

—Mis padres me llevaron a Barcelona cuando tenía seis meses, en el año 1955. Aunque me crié allí, siempre mantuve el contacto con mi tierra y mi pueblo natal, Villargordo. Cuando me vine a Tenerife en 1985, me apunté a una escuela de baile para aprender sevillanas. Siempre soñé con organizar una feria en la que todas las escuelas de baile de la isla pudieran unirse, pero nunca pasaba. Cuando me jubilé, decidí que era el momento de hacerlo realidad. Fui a la Concejalía de Cultura, les propuse el proyecto y les gustó. Me dijeron que lo apoyarían, y así nació la primera Feria de Abril en La Laguna en 2023.

—¿Qué elementos andaluces tratan de mantener en esta Feria de Abril tinerfeña?

—Intentamos reproducir al máximo el ambiente de la Feria de Abril de Sevilla. Decoramos el recinto con banderines, farolillos y estructuras como las de las casetas sevillanas. También contamos con puestos de restauración con comida típica andaluza, no faltan las regañás, los boquerones o los camarones. Hacemos talleres de castañuelas y sevillanas, concursos para jóvenes, adultos y personas mayores, números ecuestres con una bailaora flamenca y actuaciones nocturnas con grupos de flamenco.

—A lo largo de estos tres años de celebración, ¿cómo fue la acogida de la Feria de Abril?

—La acogida ha sido espectacular. Cuando la planteamos, queríamos que se convirtiera en un referente cultural de La Laguna y que no se quedara en una sola edición, hemos ido más allá y ya buscamos que lo sea en Canarias, en general. El primer año, en 2023, asistieron 4.800 personas. Con esta ilusión, nos embarcamos en la segunda, a la que vinieron 6.000 personas y vamos ya por la tercera con más ganas.

—¿Cómo definiría esta versión tinerfeña de la Feria de Abril y qué novedades trae esta tercera edición?

—Lógicamente, la nuestra es mucho más modesta. La Feria de Abril de Sevilla es la reina de las ferias, y nosotros la admiramos profundamente. Sin embargo, estamos muy orgullosos de lo que conseguimos aquí en tan poco tiempo. Este año, triplicamos la superficie en carpas, en escenario y en tarima de baile. Además, vamos a retransmitir la feria por streaming para que pueda llegar a más personas. Nos ilusiona ver el crecimiento y la proyección que tiene.

—¿Cuál es el reto más grande a la hora de organizar una feria de este calibre fuera de las fronteras andaluzas?

—El económico. Organizar una feria de esta magnitud requiere un presupuesto elevado y, aunque contamos con el apoyo del Ayuntamiento de La Laguna, no nos puede cubrir el 100% los gastos. Tuvimos que ser muy creativos para conseguir financiación a través de patrocinios, aportaciones voluntarias, rifas y otras iniciativas. Ahora queremos introducir el merchandising como una nueva vía de ingresos para garantizar su sostenibilidad.

—¿Qué significa esta feria, tanto para los tinerfeños como para aquellos andaluces que viven en la isla?

—En Canarias hay alrededor de 40.000 y 45.000 andaluces, pero la afición por el flamenco va mucho más allá de la comunidad andaluza. Hay muchísimos tinerfeños que aprenden sevillanas y se interesan por el flamenco, e incluso tenemos profesionales de gran nivel aquí. Esta feria nos permite crear un espacio de encuentro, donde los andaluces puedan revivir sus raíces y compartirlas con los canarios. Nos llena de orgullo ver cómo en tan solo tres años pasamos de ser prácticamente desconocidos a convertirnos en una cita de referencia.

—Y para usted, como villargordeño, ¿qué sentimiento le despierta esta feria?

—Para mí, es muy importante. Mis padres no están aquí para verlo, pero me los imagino orgullosos. Mi padre fue el primero de nuestra familia en llegar a Barcelona, solo, para trabajar en la construcción. Meses después, mi madre y yo lo seguimos. Ella empezó a trabajar limpiando suelos y yo me quedaba en una guardería hasta que me recogían por la noche al salir del trabajo. Fueron tiempos muy duros. Si pudieran verme hoy, viendo cómo traemos un pedacito de Andalucía a Tenerife, estoy seguro de que estarían muy felices.



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