Santa misa por La Purísima en Collejares y El Cerrillo

El párroco oficia la eucaristía en la ermita de San Antonio de la aldea quesadeña

24 may 2020 / 11:44 H.
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Esperanza y fuerza. Estas fueron las claves sobre las que se articuló la eucaristía en honor a La Purísima en la ermita de San Antonio en el núcleo de Collejares, que pertenece a Quesada. Una fiesta que también se vive en El Cerrillo, así como en El Cortijuelo, al otro lado del Guadiana Menor.

La eucaristía, oficiada por el párroco José Antonio Mármol Gómez, comenzó con unas palabras de ánimo para la población de esta aldea, así como de todas las poblaciones limítrofes y de la provincia. “Este fin de semana hubiera sido grande para Collejares, El Cerrillo, El Cortijuelo, sino para todos los pueblos de la comarca, otros muchos lugares cercanos, sobre todo aquellos más limítrofes, que por las circunstancias no han podido celebrar estas fiestas en honor a María Santísima, así como otras celebraciones de los pueblos y aldeas de nuestra diócesis”. Estas fueron las primeras palabras con las que sacerdote dio paso a la eucaristía en la ermita de San Antonio.

El Evangelio que se leyó durante la misa fue el de San Marcos. Una carta que iría a vinculación con el mensaje de fuerza y ánimo que quiso transmitir durante la homilía. Antes de comenzar, Mármol quiso agradecer la presencia de las cámaras de Diario JAÉN: “Sobre todo por aquellas personas mayores e impedidas que no hubieran podido acercarse hasta aquí”.

Pero no solo fuerza. El sacerdote también quiso enseñar la capacidad que están demostrando todas las personas para afrontar un reto como el de esta crisis sanitaria, así como aportar tranquilidad de cara al futuro, sobre todo pensando en la población mayor que representa gran parte de la población en esta zona. “La Iglesia nos propone en estos momentos duros un acto con mayor convencimiento de fe (...) igual que los primeros seguidores del Señor o sus primeras comunidades; seremos capaces de echar el demonio del orgullo, de la mentira, de aquellos que nos hacen insensibles... pero que también nos hará hablar lenguas nuevas, como la del diálogo y el amor”. Una fuerza que, en definitiva, debe emanar de Cristo.

Palabras que suponen ánimo y esperanza para afrontar esta crisis sanitaria con la mayor unión posible entre todos y construir una sociedad más solidaria.

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