Recorrido de ilusión en Cambil
La residencia Entrepinares del Mercadillo celebra una emotiva procesión

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Un año más, la fe volvió a llenar de emoción los patios e interiores de la residencia Entrepinares del Mercadillo, en Cambil, en los que las tradiciones y la vida cotidiana se entrelazan para ofrecer una experiencia de vida plena también dentro de sus instalaciones. Durante la mañana del Lunes Santo, y pasadas las 11:00 horas, bajo un cielo encapotado y con un ambiente cargado de ilusión, los residentes, trabajadores y algunos familiares se prepararon para vivir una jornada muy especial: su propia estación de penitencia. Una emotiva procesión hecha desde el corazón, con el alma de quienes mantienen viva la tradición desde uno de los rincones más entrañables del municipio jiennense.
Con las imágenes del Santísimo Cristo de Entrepinares y de la Santísima Virgen de la Esperanza preparadas y portadas por los propios usuarios y trabajadores, comenzó el recorrido. Asociaciones musicales de Cambil, Huelma y Campillo de Arenas marcaron el ritmo de la mañana con marchas procesionales que acompañaron a los pasos, que recorrieron con cadencia solemne los patios y alrededores de la residencia.
Los momentos más conmovedores no tardaron en llegar. Dos balcones se convirtieron en altares improvisados donde una trabajadora, un trabajador del centro y un usuario de la residencia entonaron saetas que emocionaron a todos los presentes. Fue un momento de recogimiento y emoción profunda, en el que muchos no pudieron contener las lágrimas. El gran esfuerzo, la entrega y el cariño puestos en cada detalle se notaban en el ambiente.
Otro de los momentos especiales del recorrido llegó transformado en un pequeño homenaje a una trabajadora fallecida del centro, a la que le dedicaron unas emotivas palabras y una levantá del Santísimo Cristo de Entrepinares. Aunque la residencia lleva viviendo desde su primera estación de penitencia esta celebración con mucha emoción, este año ha sido mucho más especial: por primera vez ambos pasos, el del Santísimo Cristo de Entrepinares y de la Santísima Virgen de la Esperanza, pudieron salir al exterior. La Virgen de la Esperanza ya procesionó hace dos años, pero el Santísimo Cristo de Entrepinares no pudo hacerlo el año pasado por las inclemencias meteorológicas. “Este es el primer año que nuestro Cristo ha podido salir a la calle”, explicó emocionada la directora del centro, quien destacó el valor de esta actividad como algo mucho más profundo que un acto simbólico: “Aquí es muy premiado buscar fórmulas de atención que satisfagan las necesidades del usuario. Salir de la rutina es algo muy valorado por este perfil y esta actividad la realizamos con mucha ilusión para que ellos se mantengan distraídos, ilusionados con algo distinto a lo habitual”.
La directora subrayó que: “Todo ha sido organizado y preparado por los trabajadores del centro, y la mayoría de los residentes han participado en la procesión, salvo una decena que están de vacaciones”. Las imágenes fueron elaboradas y cuidadas durante todo el año por usuarios y personal de la residencia, que han ensayado horas y horas con dedicación y entusiasmo, esperando que en esta ocasión la lluvia no impidiera su salida en la mañana del Lunes Santo, como ocurrió el pasado año.
Antes de la entrada de los pasos y de marcar así una nueva despedida, los presentes fueron testigos de una ofrenda floral a la Virgen de la Esperanza, en la que algunos de los asistentes dejaron su clavel sobre el paso. Tras la entrada de las dos imágenes, la lluvia llegó como protagonista, por lo que, la última interpretación de las asociaciones musicales de la provincia se realizó en el interior de la residencia Entrepinares del Mercadillo, cerrando así una emotiva y especial mañana que quedará grabada en la memoria y en el corazón de quienes la vivieron. Porque, como bien se respiraba en cada paso, en Entrepinares, la fe y la emoción caminan juntas.