“Nos reconoció y dijo: ¡Pero qué hace la Guardia Civil en Roma!”
Miembros de la Academia de Baeza entregan un tricornio al Papa Francisco

el Pater, que posan con el tricornio que entregaron al Papa Francisco.


Fue algo totalmente improvisado y espontáneo, solo le llamamos y él se acercó”. Así cuenta la teniente Alejandra Quesada, de la Academia de la Guardia Civil de Baeza, el momento en que le ofrecieron al Papa Francisco un tricornio. “Él enseguida nos reconoció y dijo: ¡Qué hace la Guardia Civil en Roma! Nadie se lo esperaba, fue muy emocionante”. El instante en que Quesada le muestra el tradicional gorro de la Benemérita y le ayuda a colocárselo recorrió las televisiones nacionales y un mensaje común de unión entre instituciones que surgió de “improviso”.
Eran doce miembros de la Academia de la Guardia Civil de Baeza los que viajaron desde la provincia jiennense hasta Roma en una peregrinación. Cuatro días de reflexión y oración que culminaron de la mejor manera posible y con un recuerdo imborrable. Tal como relata la teniente Quesada, el último día consiguieron, con la colaboración de varias instituciones, entre las que estaba la embajada española, que les invitaran a la santa sede, en concreto a la ofrenda floral en honor a la Inmaculada Concepción de este domingo. Fueron el grupo de compañeros al completo, con sus uniformes reglamentarios, de punta en blanco para estar en primera fila del recorrido del Papa Francisco, cuando saludaba a los visitantes y peregrinos, así como a los niños y enfermos que había alrededor de la plaza.
“Fue entonces cuando nos animamos y dimos un paso más, en cuanto lo vimos bajarse del vehículo, saludando a la gente, nosotros le llamamos, decíamos ‘por favor, por favor’, y así se acercó”, recuerda la teniente Quesada, que en principio iban a acercarse ellos, pero fue el Sumo Pontífice quien recortó la distancia tras hacerles una señal de que iba a acercarse. “Fue un orgullo conocerle, y aun más que él nos reconociera a nosotros”, relata la teniente, originaria de San Lorenzo del Escorial de Madrid y que lleva dos años destinada en la academia de Baeza. Gracias al apoyo de sus compañeros se animó a hablar. “Estaba tan nerviosa que no sé cómo pude hacerlo”, dice, y repite sus palabras de ese instante: “Que era un honor conocerle y si hacía el favor a todos los Guardias Civiles y a España de ponerse el tricornio”. La sorpresa fue mayúscula cuando él aceptó y pidió que le ayudaran a colocárselo. “Nos mandó un beso muy grande para todos y para toda la familia”.
El recuerdo de esos segundos aún ponen de punta el vello de la teniente, que destaca cómo la imagen de la entrega del tricornio es un símbolo “de unión y hermanamiento con el resto de compañeros”. “¡La que habéis liado!”, les han dicho amigos y familiares tras regresar de Roma, aunque ellos confiesan que no esperaban tal revuelo. “Lo hicimos con muchísimo orgullo y satisfacción”, dice, y se queda con el significado del fotograma. “Tanto la Guardia Civil como la Iglesia compartimos valores, de ayudar a los demás, de sacrificio, de abnegación y lealtad, y actos así nos recuerdan la fuerte unión que tenemos”, concluye.