La aurora ya añora los Rosarios

Concluye la popular tradición en la que participan seis cofradías señeras

07 oct 2016 / 13:01 H.

Las procesiones de las cofradías de la Virgen del Carmen y de la Virgen del Rosario pusieron el punto final a una de las tradiciones más señeras y entrañables de cuantas se celebran en Mengíbar, la de los Rosarios de la Aurora. El amanecer de los domingos se queda ya sin rezo cantado hasta el año que viene.

Desde finales del mes de agosto y hasta el primer fin de semana de octubre, seis cofradías (las de la Virgen de Fátima, la Virgen de la Cabeza, Nuestro Padre Jesús, la Virgen de los Dolores y las dos ya citadas) protagonizaron desfiles tanto para rezar al alba como para procesionar los pasos titulares, a través de los que sacaron a las calles a cientos de hermanos, devotos y feligreses del municipio mengibareño.

La singularidad de este ciclo que enlaza el final del verano con el principio del otoño es que conjuga varias tradiciones particulares en cada una de las hermandades que participan: desde “munir” a los miembros y llamarlos casa por casa para ir a rezar el rosario de la aurora con hermosas y antiquísimas coplas, con un tono trasmitido de generación a generación, a los cambios de insignias entre las diversas cofradías.

En el penúltimo domingo de la tradición, el trono de la Virgen del Carmen paseó de nuevo a hombros por las calles de Mengíbar con motivo de los Rosarios de la Aurora. Dos cuadrillas de portadores, una de hombres y otra de mujeres, llevaron el bellísimo paso de esta hermandad durante el esperado desfile nocturno. La cuadrilla de féminas fue la que entró el paso, mientras que los varones se pusieron de rodillas para despedirse de la Reina de los Mares.

De esta forma se concluyó con un intenso domingo que comenzó la noche de antes, cuando se “munió” a los hermanos con la compañía de los integrantes de la Agrupación Musical de Mengíbar.

Finalmente, la Virgen del Rosario, la única que va bajo palio en las procesiones de Gloria, recorrió las calles acompañada por las familias de los miembros de su cofradía. Muchos hermanos portaron nuevos faroles (otro de los elementos típicos de tradición de los Rosarios de la Aurora).

Pese a la vitalidad de la que goza esta tradición, y que se evidencia en la importante afluencia de feligreses en la mayoría de las procesiones, hay aspectos que van perdiendo fuelle paulatinamente. Es el caso de los faroles de melón, que en tiempos no muy atrás eran muy populares entre los niños que participaban en los desfiles. Eso sí, afortunadamente, y aunque han sido prácticamente testimoniales, algunos melones alumbrados con velas se vieron por las calles del municipio mengibareño.

arraigo

Tradición. Otra de las particularidades más queridas de los Rosarios de la Aurora están protagonizadas por las dos últimas cofradías, la de la Virgen del Rosario y la de la Virgen del Carmen, que participan en la tradición: los pesos.

Ritual. En los pesos, una comitiva de cada una de las hermandades “canta” un peso tan desorbitado como exagerado mientras el público lo celebra. Normalmente, son pesados niños desde recién nacidos, pero también hay costumbre de que pasen hermanos y amigos, sin importar la edad ni el peso real.

Lugar. Siempre se realizan en la Plazoleta del Sol, justo al acabar la procesión, y también en la Plaza del Pilarejo. La mayoría de los padres de los pequeños que son pesados entregan un donativo para el sostenimiento de la hermandad correspondiente