Los hombres de verde, salvavidas en el bosque jiennense

Especialistas e instructores del Servicio de Montaña de la Guardia Civil de toda España eligen el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas para realizar las maniobras

03 jul 2023 / 16:22 H.
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EL REPORTAJE

Son los verdaderos guardianes de unos paisajes de lujo, están en alerta las veinticuatro horas y los trescientos sesenta y cinco días del año, arriesgan sus vidas para salvar la de quienes están a punto de perderla y son conscientes de que el trabajo que realizan resulta imprescindible en una sociedad en la que las actividades de aventura van en crecimiento. Si no existieran, habría que inventarlos. Son los hombres de verde que conforman el Servicio de Montaña de la Guardia Civil. Especialistas e instructores de toda España eligieron el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas para realizar las maniobras con las que se forman en técnicas de siempre y de ahora para las prácticas de rescate que se ven obligados a materializar cuando suena el teléfono en señal de alarma. Rubén Santos Cabello, capitán jefe del área de Granada, invitó a un equipo de Diario JAÉN a ser testigo del trabajo silencioso que realizan los agentes en esas salidas arriesgadas en las que lo mismo hacen escalada que barranquismo o, incluso, descensos en helicóptero para responder a situaciones que no tienen límite. Acudió el cincuenta por ciento de los guardias civiles que componen los cinco GREIM (Grupo Especial de Rescate e Intervención en Montaña) que cubren toda Andalucía: Granada, Málaga, Canarias, Valencia y Mallorca. El resto se quedó de guardia por lo que pudiera pasar. Juntos participaron en un Plan de Instrucción que, con carácter bianual —invernal y estival—, se realiza en escenarios tan diversos y distantes como Mallorca, Alicante, Ubrique o Ronda.

<i>Práctica de rescate en la Cerrada de Utrero. / GREIM.</i>
Práctica de rescate en la Cerrada de Utrero. / GREIM.

El lugar elegido para las maniobras de un verano que se presagia “movido” para ellos fue el mayor espacio protegido que tiene el país. Para cada día, un rincón diferente, como la Cerrada de Utrero, un desfiladero que bordea en lo alto al río Guadalquivir y que, según el capitán, reúne “muchos escenarios” en apenas unos kilómetros de distancia. “Volveremos seguro”, subraya Rubén Santos. Formación, actualización y ampliación de conocimientos fueron los cometidos de los veintisiete agentes concentrados en una semana en la que hubo rayos y truenos después de un invierno especialmente seco. Daba miedo ver sus movimientos dentro y fuera del agua, con trajes de neopreno, cuerdas, arnés y un sinfín de material de quita y pon tan necesario como el pan de cada día cuando se presentan contratiempos como a los que se enfrentan alrededor de un centenar de ocasiones al año. Presenciarlo en primera persona es un privilegio, y contarlo significa, para quienes se convierten en víctimas, una vuelta a la vida con un agradecimiento infinito a los hombres de verde que se juegan su presente y el de sus familias cada vez que salen de casa.

El primer día fue el del recorrido físico y técnico para localizar las coordenadas de los enrevesados sistemas informáticos que ellos sólo saben manejar. Empezaron en el Castillo de Cazorla y continuaron por unas inmediaciones de ensueño. Al siguiente, gestión de cuerda. ¿En qué consiste? En la práctica de maniobras de rescate, especialmente peligrosas, con cuerdas y en altura. Lo del helicóptero, al tercer día, merece capítulo aparte. El cuarto transcurrió en los barrancos de vértigo de la Cerrada de Utrero, con movimiento interior de camilla incluido, un verdadero espectáculo. El quinto y último se dedicó a una vía ferrata, en La Escaleruela, con prácticas de autosocorro. Mereció la pena adentrarse en una labor complicada que el GREIM hace fácil. Lo mismo que coser y cantar. Increíble.

Los hombres de verde, salvavidas en el bosque jiennense

Rubén Santos Cabello. Capitán jefe del área de Montaña de Granada: “Nuestro trabajo regala muchas satisfacciones”

Vive cada momento como si fuera el primero y, aunque es consciente del riesgo que conlleva cada práctica, sabe que en sus manos está sacar de aprietos a quienes se encuentran en situaciones de verdadero apuro. Rubén Santos Cabello es el capitán jefe del Grupo Especial de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM) de Granada, encargado del Plan de Instrucción que desarrollaron en el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas. “Es fundamental el trabajo de formación que realizamos nosotros mismos, donde nos convertimos en nuestros propios formadores, de tal forma que en cinco años hemos tocado todas las disciplinas y maniobras que hemos llevado a cabo en las intervenciones”, subraya en declaraciones a este periódico. Lleva catorce años al frente de los agentes que, por tierra y por agua, rescatan a senderistas, alpinistas y barranquistas cada vez más especializados, aquellos que buscan en la montaña una válvula de escape ante tanto trajín diario.

Cuando ocurre algún incidente en Jaén, ellos son los que están preparados para dar una respuesta lo más rápida y eficaz posible. “En Cazorla ya hemos tenido varias intervenciones, aunque las más graves y complicadas las encontramos siempre en Sierra Nevada, sobre todo en la vertiente sur, con noches duras, delicadas e, incluso, con fallecidos”, indica el capitán. Señala, eso sí, que su trabajo es más que satisfactorio, sobre todo cuando consiguen poner a la víctima a salvo: “La mayor parte de las intervenciones son buenas, en las que logramos rescatar gente con vida, gente que se daba por perdida, que creía que no iba a salir del atolladero y, al final, la satisfacción es enorme. Si es un muerto, de alguna manera también, porque se lo devuelves a la familia”. Añade Rubén Santos: “La gente busca cada vez más emociones”. En este sentido, el capitán hace un llamamiento a la prevención a la hora de elegir una actividad propia de las vacaciones. Ellos están preparados para todo, pero hay obstáculos impredecibles que resultan insalvables.

<i>Rescate en la zona de escalada de Quesada. / Agustín Muñoz / Diario JAÉN.</i>
Rescate en la zona de escalada de Quesada. / Agustín Muñoz / Diario JAÉN.

El helicóptero es un rescatista fundamental

El Grupo Especial de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM) de la Guardia Civil de Granada realizó el año pasado más de un centenar de rescates en toda Andalucía, casi todos causados por negligencias en un periodo que saldó con 17 fallecidos. Los agentes participaron en 102 servicios repartidos por las provincias de Almería, Jaén, Granada y Córdoba, además de una intervención en la provincia manchega de Albacete. En estos accidentes atendieron a 127 personas, una cifra que incluye 17 víctimas mortales y 68 heridos. El helicóptero es una de las principales herramientas de trabajo de un equipo que también se ve obligado a poner en práctica la teoría antes de pasar a la acción. En Quesada estuvieron veintisiete especialistas e instructores con el fin de actualizar conocimientos y profundizar en un aprendizaje que no tiene fin. Fue un día duro, porque trabajar en altura en un lugar escarpado y con inclemencias meteorológicas desagradables no es fácil ni aconsejable para el común de los mortales. Los guardias civiles que se dedican a las labores de rescate están acostumbrados así caigan chuzos de punta, pero una cosa es la ficción y otra la realidad.

<i>El equipo de agentes al completo que han participado en prácticas de rescate en Cazorla, Segura y Las Villas. / Agustín Muñoz / Diario JAÉN.</i>
El equipo de agentes al completo que han participado en prácticas de rescate en Cazorla, Segura y Las Villas. / Agustín Muñoz / Diario JAÉN.

Rubén Santos, capitán, y Antonio Molina, teniente y piloto, coinciden en señalar las satisfacciones que aporta un servicio en el que no hay fiestas de guardar, porque cualquier día o cualquier noche son buenos para que ocurra un percance, por lo que siempre están dispuestos a salir corriendo con el objetivo de contar siempre una historia con final feliz. En la Zona de Escalada del municipio quesadeño estuvieron los hombres de verde para la práctica del helicóptero, en concreto afanados en la maniobra de “heligruaje”, en las que, con distinto material, realizan maniobras prácticas de conexión al aparato volador. Fue una maravilla estar de cerca y retratar cada movimiento pensado y estudiado al milímetro. Cuenta Rubén Santos que el Servicio de Montaña de la Guardia Civil tiene su propia fábrica en Candanchú, provincia de Huesca, de donde proceden los profesores que forman a especialistas —diez meses de formación— y a instructores —seis meses más—. En España existen 24 GREIM y, aunque fluctúan los números, hay contabilizados 260 especialistas y 20 instructores. Su labor es irremplazable en una sociedad que busca cada vez más emociones para disfrutar en el tiempo libre.

Los hombres de verde, salvavidas en el bosque jiennense

Antonio Molina Bravo. Teniente de la Guardia Civil: “Me encanta saber que puedo ayudar a la gente”

Es piloto profesional, teniente de la Guardia Civil y llegó al área de rescate de Granada cuando se creó el grupo, allá por el año 2011. Con veinticuatro años de servicio en la mochila de la experiencia, Antonio Molina Bravo, de Alcalá la Real, es responsable de Seguridad de Vuelo, una especie de guardián que vela por la ausencia de riesgos laborales en un mundo en el que los agentes arriesgan su vida en cualquier acto de servicio. Son tantos los capítulos escritos como los que le quedan por relatar. “Son muchos los rescates en los que he participado todos estos años, nos hemos llevado algún que otro sustillo, pero es más grande la satisfacción que genera poder sacar a la gente de apuros, el agradecimiento es inmenso”, subraya. Algunos avisos son más livianos, como las caídas de los senderistas en tierra firme, pero otras requieren una destreza ilimitada por parte de los guardias civiles especializados, como los alpinistas desprendidos o quienes caen heridos en la práctica del barranquismo. “Participamos en unos cien rescates cada año”, indica Antonio Molina, un enamorado de su trabajo que tiene en el punto de mira Sierra Nevada, donde se producen los accidentes más complicados. “Las jornadas vividas en Cazorla nos sirvieron para coger soltura en el medio rural. Lo que más me gusta de mi trabajo es poder ayudar a la gente”, concluye.

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