Lazos ya perpetuos entre Pozo Alcón y Vilanova del Camí
Los municipios festejan un hermanamiento histórico en un Salón Social hasta arriba
Una relación de amistad que se inició hace muchos años, pero que ayer se establecieron unos lazos fuertes que quedarán ya para siempre. Así se puede calificar el acto de hermanamiento que se celebró ayer entre los municipios de Pozo Alcón y Vilanova del Camí, este último en la provincia de Barcelona.
El acto, conducido por la concejal poceña Sandra Coronado, se celebró en el Salón Social que estaba hasta la bandera, con varios cientos de personas entre el público. Durante el transcurso de este acontecimiento, la alcaldesa de Vilanova del Camí e hija de poceño, Noemí Trucharte, remarcó el especial vínculo que une a ambos municipios debido a la emigración registrada en las décadas de los años 60 y 70: “Somos dos pueblos muy distintos pero unidos. Por ello, mostramos este compromio sincero con este acuerdo que permitirá, también, el fomento del turismo y el comercio. Es una relación duradera”.
Tras el visionado de un vídeo de agradecimiento al emigrante, el alcalde de Pozo Alcón, Iván Cruz, recordó algunos detalles históricos de aquel periodo migratorio: “Fueron más de cien familias las que emigraron allí en busca de un futuro mejor. Gracias por la acogida y hay vecinos que llevaban tiempo sin venir”. El alcalde poceño recordó también la unanimidad que hubo en los plenos de ambos ayuntamientos para establecer este vínculo. Tras la rúbrica del acuerdo, hubo un intercambio de regalos. Así, Cruz le entregó entre otros obsequios un escudo y una placa, mientras que Trucharte dio una botella de ratacía, una bebida identificativa de Vilanova del Camí. Después de este gesto simbólico, la segunda parte del acto estuvo marcada por la música.
En primer lugar, el grupo Esbart Dansaire interpretó la danza del velatorio del niño, seguido de una ópera de origen mariano titulada “Xarxas” —redes en catalán— y la jota “Aires de la Terra Alta”. Por su parte, el coro rociero Aljarafe cantó varias piezas, una de ellas dedicada al emigrante andaluz. La posterior comida fue el broche de oro a un día en el que se forjó una amistad de 733 kilómetros.