La Virgen de la Asunción pregona la fe entre olivos en la Agrupación de Mogón
La divina imagen transita por las calles entre vítores y ovaciones para reafirmar el sentimiento de pertenencia entre sus vecinos

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A lo largo y ancho de Jaén, existen núcleos exiguos de población que carecen de servicios, de comercios, de profesionales e, incluso, de gente. Pero la grandeza de la Asunción de la Virgen demostró en Agrupación de Mogón que no importa lo pequeña que sea una población, sino la fe que muestra ante la imagen que veneran. El sol aún aporreaba la piel cuando los vecinos tomaron a hombros la divina imagen de María para acompañarla por sus calles. A cada paso que se dio, apareció una persignación que mostraba respeto por la protectora de aquel rincón de Las Villas. “Viva la Virgen de la Asunción”, se pregonó, haciendo que retumbaran los vítores entre los olivares que inundan el paisaje. Cada sombra fue un cobijo, un oasis, que sirvió para secar el sudor de la frente y dar el relevo a otro andero que continuara el camino de fe emprendido. Ese que comenzó el día 13 y que ha llevado la algarabía a los vecinos en este abrasador transitar de agosto. Porque no solo de fe vive el hombre, por mucho que suene a herejía. Las calles de Agrupación de Mogón han vivido días de fiesta, con actividades para los más pequeños, de convivencia, y de emoción. Pues no existe adjetivo que defina mejor lo que pregonó María López Martínez, quien inauguró las fiestas con un relato lleno de vínculos imborrables con su pueblo y con sus raíces.
Esas raíces que hacen que las tradiciones no se pierdan, que arraiguen profundas en los más jóvenes, para que impidan que un día el éxodo rural devore todo lo que da forma y completa Jaén. Por ello, la Virgen de la Asunción no solo representó devoción por las calles de Agrupación de Mogón, sino que fue un grito más de resistencia, de rabia, y de autoafirmación. Porque las casas que hoy son segunda residencia, un día fueron el hogar de paisanos. Por ello, con cada paso que se dio, y cada viva que se profesó a la divina imagen, se reafirmó un sentimiento de pertenencia que se renueva cada verano. Con el fin del transitar, se hizo el silencio. Un silencio que duró lo mismo que un suspiro, pues las palmas brotaron para poner el colofón a la devoción. Pese a que el sol se puso, los abanicos siguieron funcionando al máximo de revoluciones, pues la noche para Agrupación de Mogón no había hecho más que comenzar. La verbena que siguió reforzó los lazos de convivencia tejidos bajo la mirada de la Asunción.
“Hoy se celebra nuestra patrona y sale todo el pueblo y cada vez viene más gente. Es una fiesta a la que vienen todos los pueblos de cerca”, expresó Sonia Martínez. Antonia Navarrete asegura que sus padres son el único matrimonio que queda en el pueblo, toda la familia viene estos días para disfrutar de las fiestas juntos. “Estas fiestas se viven a lo grande, a tope. Se le da una vuelta a la Virgen y lo que se le pide es salud para volver el año que viene. Es el día más bonito”, afirmó Juan Navarrete. Juan Espinosa vino desde Benidorm para acompañar a su señora que es de allí, asegurando que vive estas fiestas como si fuera del pueblo: “Es gente muy acogedora”. “Yo llevo unos diez años viviendo aquí y estas fiestas se viven con mucha ilusión porque son fiestas muy familiares. Se viven muy intensamente”, explicó María Sánchez.