La joven con TCA a la que los aires segureños le cambiaron la vida

Tania Bárcenas pisó El Ojuelo con un grave trastorno alimenticio, que empezó a mejorar desde su llegada

23 feb 2025 / 07:00 H.
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Cuando Tania Bárcenas llegó a El Ojuelo (Segura de la Sierra) pesaba 32 kilos y había “tocado fondo” desde que le diagnosticaron un trastorno de la conducta alimentaria con 12 años. “Mi pareja me decía que se planteaba cómo haría para comunicar a mi familia que yo había fallecido”, expresa con rotundidad esta joven de 31 años. Nacida en El Maresme (Barcelona), su enfermedad le ha acompañado durante prácticamente toda su vida, llevándola a un punto límite muy cercano a la muerte.

Tras dar algunos tumbos por el norte de España, la joven se trasladó, junto a su pareja, Laura, a pleno corazón de la Sierra de Segura, donde reside la familia de su novia. “Inocente Vizcaíno, primo de mi suegra, nos buscó una casa aquí, estamos muy agradecidos a él”, explica Bárcenas con una palpable emoción al recordar a una persona –fallecida el pasado verano–, que es toda una institución en esta comarca. No se olvidará nunca de cuando su honorable anfitrión les dio la bienvenida de la mejor manera posible. “Vino con una botella de aceite de oliva, se sentía muy orgulloso de esta seña de identidad”,

La tranquilidad mental de residir en plena naturaleza, sumada a la calidez de los vecinos de El Ojuelo –que conforman una gran familia– significaron un auténtico bálsamo para Tania, que desde muy pronto comenzó a notar mejoras en su salud. “Dicen que el aire de la Sierra de Segura es un milagro, y no es mentira. Empecé a encontrarme mejor en un mes, y cuando me vieron mis familiares por primera vez no se lo creían” apuntala.

Al contrario de lo que puedan pensar muchos sobre la posibilidad de vivir en este lugar, la pareja, que trabaja en una agencia de publicidad, apenas encuentra impedimentos. “Aquí hay muchas comodidades, tenemos internet, mucha paz, y cuando tenemos que viajar por algún motivo lo hacemos sin problema”, relata. Su nueva familia –sus vecinos– son también grandes responsables de los avances de Bárcenas. “Algunos de ellos pensaban que había venido aquí a morirme. Hay un gran ambiente, hemos encontrado nuestro sitio y tenemos el proyecto de seguir muchos años más viviendo aquí”, señala.

Cuando van a cumplirse dos años desde su primer viaje a la Sierra de Segura, la joven catalana presenta un aspecto muy diferente, y ha recuperado su peso gracias a una oportunidad que podría haber sido la última. Aún así, es consciente de que el trastorno alimenticio nunca se irá del todo de su lado, y por ello es cauta por si pudiera volver en cualquier momento. “Es algo muy complicado, cada vez hay más gente joven que tiene esta enfermedad y debemos hablar más sobre ella”, reivindica. Ahora, respira a pulmón abierto ese aire revitalizador que corre por el lugar que la recibió con “apariencia de cadáver”, pero que la ha devuelto a la primera línea de la vida.

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