La historia de José María “El Lanero” de Pontones

22 mar 2021 / 23:25 H.
Ver comentarios

Voy a tratar de contaros una historia apasionante relacionada con el entorno de la Sierra de Segura, que he vivido intensamente a lo largo de dos años. Esta historia discurre en lugares como: Pontones, el río Segura, Villacarrillo, Santiago de la Espada, La Matea, y entre personajes tales como: José ”El Lanero”, las Hermanas Mercedarias Eucarísticas de Villacarrillo, y hechos reales como: El “milagro del crucificado”, o los “Cristos” de José María “El Lanero”, todo ello unido en otros tiempos no muy lejanos, con la vida cotidiana de los ganaderos y pastores de Santiago – Pontones, la que iré desgranando lo mejor posible a lo largo de las siguientes páginas.

Nos ponemos en situación:

¿Quién era la familia Bellver – López?

José “El Lanero”, se llamaba José María Bellver Castelló y era natural de Onteniente (Valencia); estaba casado con Dña. Magdalena López Barberán natural de Cehegín (Murcia). Este matrimonio tuvo 7 hijos, 5 varones: José María (el mayor), Amancio, Antonio, Pedro y Domingo (el menor), y dos hijas: María y Maravillas. Este nombre me sorprendió, pero luego comprendí que era lógico que su madre se lo hubiese puesto, pues la Virgen de las Maravillas es la patrona de Cehegín, su pueblo natal.

<i>José María Bellver y su esposa Dña. Magdalena López (Foto cedida amablemente por su nieta Milagros).</i>
José María Bellver y su esposa Dña. Magdalena López (Foto cedida amablemente por su nieta Milagros).

En la actualidad viven, que yo sepa, dos nietos en Santiago de la Espada: Francisco de 81 años, el que fuera taxista, que se le conoce como: Paco “El Lanero” y su hermana Milagros (78 años ¿?) que fue peluquera, y que tuvieron la amabilidad de contarme detalles de la vida de sus abuelos y de sus padres; otra nieta: Magdalena en Madrid, y así como otros familiares (biznietos) en Villacarrillo y Madrid.

Cuenta que Dña. Magdalena era una mujer muy singular y culta, hija de un médico de Cehegín, que en Pontones hacía de matrona o partera, como se prefiera. Aunque no tenía título, ayudó a traer al mundo a multitud de zagales en esas aldeas y cortijadas perdidas de la mano de Dios en la Sierra de Segura. Había “nada más y nada menos” que ¡184 enclaves!, solo en Santiago – Pontones y una población de unos 15.000 habitantes (1).

(1) En el libro “Vocabulario del nordeste Andaluz. El habla de las Sierras de Segura y Cazorla”, (Alejandro Faustino Idáñez de Aguilar), editado por la Diputación Provincial de Jaén, se reflejaba que en el 2001 Santiago-Pontones, tenía 5.021 habitantes repartidos en ¡184 enclaves! (En la actualidad tiene 4.131 habitantes).

También me han contado que le gustaba mucho la música clásica y en especial la ópera; disponía de una colección de discos de pizarra y de una gramola de ésas que tenían una manivela para darle cuerda, y con asiduidad escuchaba ópera en esos fríos días de invierno en Pontones. Así me lo han contado, y así lo escribo.

José María, era un hombre con una fuerte convicción cristiana, muy devoto, honesto y cumplidor; en resumen, una buena persona.

Ahora ya situados comencemos con nuestra historia.

El Cristo de José María “El Lanero” (I parte)

Hace un tiempo mi amigo Rafael López secretario del <C.D. NordicWalkingde Jaén>, por cierto, persona que ha puesto a practicar marcha nórdica a multitud de usuarios de la vía verde de Jaén - Los Villares, entre los que me encuentro, gracias a su constancia, enseñanza de la técnica de esta disciplina y su buen hacer, todo de manera altruista, no hay más que ver a los numerosos deportistas que hoy en día se ven marchando con dos bastones, lo que antes era inusual en nuestra ciudad.

Volviendo a lo nuestro, Rafael me preguntó si conocía la existencia de una imagen de un Cristo crucificado que había visto en Pontones en una zona aledaña al alojamiento rural llamado “Refugio del Segura”, en concreto en el Pontón Bajo.

Me quedé sorprendido pues no tenía noticia alguna del Cristo del que me hablaba, y mira que he visitado en numerosas ocasiones Pontones e incluso he trabajado en esta villa. Me puse mano a la obra y hablé con Nicolás, vecino del Pontón Bajo que me puso al día.

Me contó, que en el Pontón Bajo existió una “fábrica de lanas” a orillas del río Segura a su paso por Pontones, cuyo propietario fue un tal José Bellver oriundo de la Mancha. Este hombre era conocido por los vecinos como José “El Lanero”.

<i>Fotografía aérea del año 2004 donde se aprecia la edificación de la fábrica de lanas.</i>
Fotografía aérea del año 2004 donde se aprecia la edificación de la fábrica de lanas.

Siguió contándome que José se hizo de una imagen de un Cristo crucificado y que lo tenía en su fábrica. Aunque desconozco los detalles, al transcurso de los años la fábrica cerró y el edificio quedó en desuso hasta que unos inversores de Córdoba compraron el inmueble y construyeron en el mismo lugar un complejo rural de apartamentos denominado “Refugio del Segura”.

Me cuenta que, al demoler el edificio de la antigua fábrica, apareció la imagen del Cristo en una esquina bajo una cubierta metálica y que fue recuperado por los nuevos dueños.

Una vez finalizada las obras del complejo hotelero, construyeron bajo un abrigo de rocas en una alameda cercana al complejo y a la orilla del río Segura, una hornacina de cristal donde ubicaron al Cristo de José “El Lanero”, para su veneración por cualquier vecino o visitante que lo deseara.

La pregunta que me hice fue ¿de qué época sería el Cristo de José Bellver? Consulté a mi amigo Francisco Palomo y me comentó, a la vista de las fotografías que le envié, lo que sigue:

El Cristo es de serie, construido en pasta de madera o escayola, realizado en talleres valencianos y tiene una mezcla de escuela castellana y modelo protobarroco. Su cruz plana demuestra su alejamiento del modelo andaluz (Cruces arbóreas y esbeltas). Su morfología es adecuada en proporciones. El rostro está sereno y no dramático. Su barbilla apoyada en el pecho del lado derecho, es de una sola traza, no bífida. Tiene 3 clavos no muy marcados en dramatismo sanguinolento. Su torso está marcado por el peso del cuerpo en“rigor mortis”. El “paño de pureza” anudado por una cuerda, está poco trabajado y vaporoso para ser modelo barroco andaluz. Sus “Potencias” de tres cuerpos flamígeros, están exentas de rodela o galleta. Como resumen: Sin mucho valor de orfebrería. El fervor popular supera la valía artística de la talla.

Tras el paso de unos meses... (II parte)

Continuando con la historia del Cristo, recibí de mi amigo Jesús Gutiérrez una información en la que me decía que se había enterado de la existencia de un segundo crucificado en Villacarrillo, también procedente de José “El Lanero”.

Me puse a investigar y averigüé que José “El Lanero” sobre los años 50, montó otra fábrica de lanas en Villacarrillo aprovechando el “Plan Jaén” (1953). Haciendo un inciso: El <Plan Jaén> perseguía la aplicación de la política de colonización y la dotación de infraestructuras al objeto de reducir el paro agrícola y, en definitiva, fomentar el desarrollo económico de la provincia, que por aquella época tenía la renta más baja de toda España (después de más de 65 años seguimos a la cola). Se llevaron a cabo la construcción de embalses; se pusieron en regadío grandes extensiones de terreno; se construyeron centrales hidroeléctricas, así como el establecimiento de nuevas industrias. Como ejemplo significativo, en los Villares se montó una “fábrica de cartones”; en Jaén capital una “papelera” en el Puente Nuevo (aún existen las instalaciones); en Villacarrillo otra “papelera” que nunca llegó a terminarse y al parecer José “El Lanero” montó una “fábrica de lanas” donde se sitúa la historia de nuestro nuevo crucificado.

Continuando con mi amigo Jesús Gutiérrez, me dijo que el crucificado presidía la nave central de la fábrica, al igual que lo hacía en la de Pontones, y cuando se cerró, José María Bellver, “El Lanero”, lo donó a un convento de Villacarrillo que le decían de “las monjas mejicanas”.

Seguí con mis indagaciones y me dirigí a la Asociación de Amigos de la Historia de Villacarrillo preguntándoles si sabían de la existencia de dicho crucificado en su pueblo.

D. Ramón Rubiales, miembro de dicha asociación, hizo las averiguaciones pertinentes, aunque sí sabía que se encontraba en el vestíbulo de la entrada a la capilla de las Hermanas Mercedarias Eucarísticas, pero desconociendo su procedencia. Una de las hermanas, natural de Villacarrillo y que aún vive, le confirmó que José María Bellver, “El Lanero”, donó a dicha congregación el crucificado que procedía de la fábrica que tenía aquí. Al desmantelarla, hacia finales de los años 50, fue su deseo dejarlo en algún lugar donde se le pudiera venerar con respeto y asiduidad. Hoy sigue teniendo muchos devotos, incluso se tuvo que restaurar por los desgastes de tanto tocarlo la gente.

<i>Crucificado que se venera en la capilla de las Hermanas Mercedarias Eucarísticas.</i>
Crucificado que se venera en la capilla de las Hermanas Mercedarias Eucarísticas.

Las Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento, cuyo lema es: “Hagamos todo por amor, nada por la fuerza, sino por la fuerza del amor.”, fundaron el 9 de enero de 1944 una <Guardería Laboral> en Villacarrillo. Su apelativo de <las mejicanas>, se debe a la procedencia de su fundadora la venerable madre: María del Refugio Aguilar y Torres, oriunda de San Miguel de Allende, Guanajuato, Estado de Méjico. Su vida y obra se puede ver en el enlace: http://www.hhmmss.org.

<i>Logotipo de la Congregación las Hermanas Mercedarias Eucarísticas.</i>
Logotipo de la Congregación las Hermanas Mercedarias Eucarísticas.

De nuevo el Sr. Rubiales tuvo la delicadeza de visitar a las Hermanas y fotografiar al crucificado enviándome las imágenes, dándole desde aquí las gracias.

Me puse de nuevo en contacto con mi amigo Francisco Palomo, el que hizo un análisis de la talla del crucificado que transcribo:.. “Cristo crucificado de 3 clavos. Tamaño natural (medidas de persona) sobre cruz plana, propia de altar o retablos. Composición clásica de Cristo muerto en la cruz. Cabeza apoyada en hombro derecho. Barba bífida y melena de suave caída dividida simétricamente en la cabeza.

Corona tallada sobre la propia testa, de espinas entrelazadas, con un prominente aporte de sangre en divino rostro. (Primera pista o señal que lo aleja de los dos focos de la escuela Andaluza. Granada, Sevilla). Cuerpo bien formado y detallado. Paño de pureza anudado a la derecha, donde yace la cabeza, formando un eje de detalles asimétricos. Paño poco elaborado y pliegues suaves, vuelta a diferenciar procedencia de modelo no andaluz.

Cristo sobrio y sanguinolento, modelos escuela Gregorio Fernández de Castilla, no es muy de notar sus diferencias con las imágenes de posguerra pertenecientes a los talleres en serie de Valencia y Olot con modelos universales”.

El milagro del crucificado.

La fábrica de lanas en Villacarrillo

De esta fábrica poco he podido averiguar; se encontraba a la salida de Villacarrillo hacia Úbeda, detrás de la Plaza de Toros, y al igual que la de Pontones también presidía la nave de fabricación un Cristo. Esta fábrica sería más moderna que la de Pontones, pues al encontrarse en una población cabeza de partido y con más habitantes, tendría suministro de corriente eléctrica y el sistema de trueque o cambio que se seguía en Pontones, aquí no existiría. Pero todo esto son suposiciones mías.

En esta población sí que quiero resaltar una institución religiosa que tuvo, y tiene, relación con José María “El Lanero”: Las Hermanas Mercedarias Eucarísticas o Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento, de la que ya hemos dejado constancia anteriormente.

El origen de la institución de las Hermanas Mercedarias Eucarísticas en Villacarrillo

Un lunes de Pascua, después de haberme reunido con los nietos de José María en Santiago de la Espada, me presenté en Villacarrillo en la institución. Allí tuve la suerte de tener una emotiva conversación con la hermana Rosario Navarrete (natural de Villacarrillo) que conoció al “Lanero”, pues ya se encontraba en la institución el día que llegó el Cristo. Esta hermana con sus 86 años a la espalda, con achaques propios de la edad pero con la cabeza bien lúcida, me contó muchas historias relacionadas con el Cristo, que voy a ver si soy capaz de transcribir.

Me contó que su congregación, que tuvo su origen en Méjico, tenía sobre los años 40 una casa-convento en San Sebastián, muy próxima al puerto marítimo de Pasajes. Al ampliarse dicho puerto marítimo, el inmueble que ocupaba la comunidad se vio afectado por la obras de ampliación, y la Superiora de la congregación hizo un llamamiento a una serie de Diócesis de toda España para que las acogieran. Tuvo respuesta de la Diócesis de Jaén a través de su obispo, que por aquel entonces era D. Rafael García y García de Castro. Se trasladan a Villacarrillo, y adquieren una casa que financian unas señoras de San Sebastián y de Villacarrillo. En esta casa, que es la misma que ocupan en la actualidad, establecen la congregación e inician su misión pastoral en el pueblo, creando una escuela primaria; corría el año 1943. Por dicho colegio pasaron muchos niños del pueblo; en la actualidad es una guardería infantil concertada con la Junta de Andalucía.

¿Por qué se encuentra allí el crucificado que tenía José María “El Lanero” en su fábrica de Villacarrillo?

Me contó la Hermana Rosario, que José María Bellver vivía con su familia en Villacarrillo y que a mediados de los años 50 del siglo pasado, tenía la intención de cerrar la fábrica del pueblo debido a su avanzada edad, pero tenía la preocupación de qué iba a pasar con su “Cristo”. Había en el pueblo una mujer que se dedicaba a blanquear o encalar las casas, y que por su oficio le trabajaba a la familia del “lanero” y a las Hermanas Mercedarias. Como quiera que sabía la preocupación que tenía José María con su Cristo, le propuso a las Hermanas que lo acogieran en su casa y así fue, quedando colgado en la pared, en un salón de la 1ª planta del edificio, para su veneración por la comunidad.

El milagro del crucificado

La hermana Rosario, hablándome con una emoción patente, me describió el milagro que el Cristo hizo sobre una hermana de la comunidad. Me describió, con una dulce mirada en sus ojos, como una de las hermanas, que le tenía mucha devoción a la imagen, estaba rezando de rodillas delante de él; el Cristo se desplomó de la pared, por el mal estado de ésta, y se abalanzó sobre la hermana desclavándose de la cruz; esta se levantó y se fundió con el Cristo en un abrazo. Al oír el ruido, el resto de las hermanas entraron en la sala y se quedaron sorprendidas como el Cristo, ya en la cruz, se había desplomado y no le había causado ningún daño a su hermana, la que les contó lo sucedido. Desde aquel entonces decidieron bajar al crucificado a la planta primera y que permaneciera apoyado en el suelo, tal como se encuentra en la actualidad.

A diario, y de eso fui testigo, muchos vecinos al pasar por la puerta de la comunidad entran, saludan al Cristo, le rezan, lo “acarician” y luego se marchan, no antes de entrar a visitar al Santísimo que a diario está expuesto en la capilla de la congregación; resaltando que el Cristo preside la entrada de la capilla ¡quién mejor guardián que él!

<i>El crucificado, apoyada la cruz en el suelo, preside la entrada de la puerta a la capilla del Santísimo. </i>
El crucificado, apoyada la cruz en el suelo, preside la entrada de la puerta a la capilla del Santísimo.

Me dice también la hermana, que los “chaveillas” de la guardería al entrar por las mañanas y al irse, le dan un beso y hacen que sus madres también lo hagan.

<i>Interior de la capilla. El presbiterio al fondo con el Santísimo expuesto.</i>
Interior de la capilla. El presbiterio al fondo con el Santísimo expuesto.

Final de la historia

Aún queda descendencia de José María Bellver “El Lanero”, hijos, nietos y biznietos, en Santiago de la Espada, Villacarrillo y en Madrid; sé de una hija y un hijo que vivían en Jaén hasta hace unos pocos años.

Para terminar, una nieta suya, que ya tiene cerca de los 80 años, me contó que un día su abuelo partió de Pontones hacía el Levante con dinero y el objetivo de comprar maquinaria para la fábrica de las lanas, y volvió sin el dinero y sin la maquinaria, diciendo que le habían robado, aunque esta versión la cambió cuando apareció en el pueblo sobre una mula un Cristo de grandes dimensiones, diciendo entonces que le había tocado en una rifa. Lo importante es que el Cristo llegó a Pontones, presidió la fábrica, la vida de esta familia y de los que allí trabajaban, y que después de muchos avatares, e incluso el derrumbe de la techumbre de la fábrica, después de quedar esta abandonada, salvándose milagrosamente la techumbre que lo albergaba. Hoy podemos disfrutar de él en una hornacina de cristal gracias a la generosidad de otras personas.

Aquí termino la historia de José María “EL lanero”, al que le agradezco que se hiciera presente en mi vida, aunque haya sido de esta forma tan casual. He tenido la oportunidad de enriquecerme conociendo a personas de su familia, vecinos de su entorno, a las Hermanas Mercedarias, a Nicolás, a Ramón, Luis, Magdalena... En los que siempre he encontrado amabilidad y cariño. La conclusión, que una imagen de Cristo clavado en la cruz con una mirada muy dulce nos haya unido en esta historia.

<i>El rostro sereno de Cristo clavado en la cruz.</i>
El rostro sereno de Cristo clavado en la cruz.

Jaén, febrero 2021

*Texto, fotos, videos y maquetación: Miguel Mesa Molinos

Provincia
set (1 = 1)