Jiennenses por el mundo: disfrutar de la vida en Estoril
El linarense Óscar Díaz Sanz reside, desde hace tres años, en las cercanías de la capital de Portugal

Óscar Díaz Sanz se siente feliz a la orilla del mar, en la parte occidental de la Península Ibérica. Este linarense leva alrededor de tres años en el país hermano de España. Puede decirse que llegó allí por amor. Y es que mientras residía en Reino Unido conoció a la lusa Madalena Silva, quien se ha convertido en su esposa.
Díaz, que tiene ahora 32 años, estudió Económicas en Granada. Después de hacer prácticas en la empresa Puleva comprobó las dificultades del panorama laboral español, por lo que decidió “liarse la manta a la cabeza” y establecerse en la ciudad inglesa de Leeds, donde vivía un paisano, con la ilusión de aprender mejor la lengua de Shakespeare. Primero ejerció de camarero en un hotel, pero cuando había logrado el suficiente nivel idiomático pasó al marketing digital. En Gran Bretaña conoció a Madalena Silva, que regresó a Portugal, mientras él se quedó un tiempo más. Su residencia actual se encuentra en Estoril, un conocido núcleo del municipio de Cascais, situado muy cerca de Lisboa, la capital portuguesa. El sector del marketing digital ofrece la gran ventaja de teletrabajar, lo que permite que se organice bien y disfrute a tope de todo. “Hago mucho deporte y me gusta surfear”, afirma el profesional de Linares. La dicha de Óscar Díaz se ha colmado con la llegada de Luisinha [Luisita], una hija a la que ve crecer cada día en compañía de su mujer.
De Lisboa valora que es muy bonita y no excesivamente grande, aunque cuenta con un área metropolitana importante. “La ciudad tiene muchos miradores y mucha vida. Todo es superantiguo”, indica. Igualmente, las normas son a menudo más laxas que en España, pues se permite beber en la calle y fumar dentro de algunos locales hosteleros. La capital cuenta con muchas cosas que hacer, incluidos numerosos monumentos y museos. Existen múltiples restaurantes y los precios resultan más económicos. Por ejemplo, el café cuesta menos de un euro algo que en España no se conoce desde la época de la famosa anécdota de Zapatero en televisión.
El clima, apunta, no es nada extremo, pues el tope de calor puede estar en treinta grados, mientras que por la noche hay que ponerse una chaqueta, aun en verano. Añade que pese a que llueve menos que en el norte de Europa no hay tanta sequía como en otras áreas ibéricas. Respecto al medio natural, en el entorno de Estoril están algunos de los mejores espacios de toda Europa para surfear, con olas más bravas que en el Mediterráneo. Un inmenso paseo marítimo une Estoril con Cascais y los amantes de la naturaleza tienen la opción de ir en bicicleta hasta Sintra.
La gente le resulta a Óscar Díaz simpática, aunque más seria que los andaluces. “Hablan muy bajito, no gritando como nosotros. Una vez que los llegas a conocer son muy buenas personas”, subraya.
Otra diferencia con España es la de los horarios de comidas. Lo habitual allí es almorzar a las doce y media del mediodía o la una de la tarde y cenar a las ocho o las ocho y media. Por eso quien llegue a un hospital a las tres de la tarde puede encontrarlo cerrado. Como curiosidad la población consume, casi a cualquier hora, delicioso café, pero expreso, casi nunca con leche.
Lisboa está de moda y ha recibido a miles de “nómadas digitales”, es decir, gente que trabaja, por lo que los alquileres se han encarecido. La economía capitalina va bastante bien, con poco paro. Tampoco es destacable la contaminación, de manera que, a diferencia de otras urbes europeas, no hay, como tal, áreas de bajas emisiones. Todo esto hace que residir en Lisboa o su área metropolitana sea agradable.