Francisco Javier Sabalete: “Mi familia es quien sufre el cargo”

ALCALDES QUE NO REPITEN

—¿Cómo está en esta recta final de su última legislatura?

—Bien, con la gestión diaria de los problemas e intentando sacar adelante las cosas, sobre todo con la atención puesta en los vecinos, las obras del PER, preparando ya actividades para el verano y, también hay que decirlo, lo que va saliendo.

—Siete legislaturas, o mejor dicho, 28 años de alcalde dan para mucho.

—Entré en el año 1995, con 24 años y en junio voy a cumplir 53. Cuando comencé de alcalde estaba soltero y en todo este tiempo, me he casado y tengo ahora dos hijos que van a cumplir 22 y 23 años. Terminé la carrera de Magisterio, empecé a trabajar y de alcalde. Nunca me he librado, siempre he compaginado las dos cosas. Sinceramente, no conozco otro ritmo de vida.

—¿Cómo es el día a día en un municipio con una población de 950 habitantes?

—Hay días con menos tarea, pero la mayoría son intensos. Es lógico el problema de un vecino, para él es lo más importante en ese momento. Son muchos los que me llegan, quizás haya algunos más prioritarios que otros, pero sobre todo nunca hay que dejar nada atrás. Y así lo he hecho durante todo este tiempo.

—¿Con qué se queda de estas casi tres décadas de alcalde?

—Me preguntaron recientemente por la infraestructura más importante de la última legislatura. Yo le contesté que de la última y de las seis anteriores, la iniciativa más importante siempre han sido las personas, es lo que más me han movido, a parte de infraestructuras, servicios y otros proyectos desarrollados.

—Como profesor de Educación Primaria y también del primer ciclo de Secundaria, ¿a muchos escañoleros los conoce por haberles dado clase?

—Ya pierdo la cuenta (entre risas), pero casi seguro que le he dado clase, trabajando incluso con familias y ya casi pierdo la cuenta. Pero 28 años compaginando las dos cosas dan para mucho, hasta el punto de que he dado clase a escañoleros que después he visto ir a votar o, por otro lado, dirigirme yo a ellos mismos para pedirle el voto.

—¿Cómo ha vivido siempre las noches electorales?

—Siempre lo he vivido igual. He llegado a estos momentos con el estómago lleno de mariposas o nervios. Siempre han sido como unas oposiciones, un examen y siempre me han preocupado porque me enfrentaba a la valoración de mi trabajo durante los últimos cuatro años. Aunque posteriormente siempre ha sido la noche de mayor satisfacción, pues el apoyo y la confianza que me han dado siempre los vecinos de Escañuela espectacular. De las siete legislaturas, cuatro han sido con el PSOE haciendo pleno de concejales del Ayuntamiento (7). Una satisfacción enorme para mi y los concejales que me han acompañado.

—¿Y la de este año?

—Igual que los demás, no por mi persona, sino que tengo una candidata, Ana María, y una lista de gente joven. Creo que a casi todos les he dado clase. Lo viviré como si fuera yo lo van a hacer maravillosamente.

—¿Se ha visualizado ya trabajando solo como maestro?

—Aún no. Para ir al colegio, paso por la puerta del Ayuntamiento y alguna vez entraré sin darme cuenta (entre risas). Pero sobre todo le quiero dedicar más atención a mi familia, que son quienes realmente han sufrido el peso del cargo. Sin ellos, esto habría sido imposible. Reconozco que ya no me sentía con la energía suficiente para luchar por el futuro de Escañuela.

—Un mensaje final.

—En primer lugar, agradecer la confianza que han tenido en el PSOE, por quien nos presentábamos y en nosotros como personas (...). También quiero pedir disculpas por todo aquello que haya hecho mal, pues seguro que en algo me equivoqué, de lo contrario no sería humano.