El precio medio del aceite resiste por encima de 5 euros

La diferencia entre el virgen extra y el lampante ronda los cuarenta céntimos

18 nov 2024 / 06:00 H.
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El mercado del aceite de oliva empieza a adentrarse en una campaña, la 2024-2025, que representa la vuelta a la normalidad después de dos temporadas seguidas excepcionales, marcadas por la exigua producción, que impulsó las cotizaciones claramente al alza. Sin embargo, por desgracia, eso no redundó en una mejora de la renta de los cultivadores, ya que, aunque el zumo de aceituna se pagó caro, muchas fincas estaban casi vacías. A las puertas de la generalización de las labores de recolección en todos los tajos de la provincia, donde, acabada prácticamente la molturación de los aceites tempranos, comienza a llegar a cooperativas y almazaras el artículo convencional.

Si se analizan los datos que arroja el mercado, se aprecia que, aunque hay un mar de fondo de descenso progresivo de precios, esta semana se aprecia una consolidación en niveles superiores, de media a los cinco euros. Así lo confirma la última información disponible del sistema PoolRed, que sitúa el precio medio por tonelada en 5.166,45 euros. En este sentido, la DANA [depresión aislada en niveles altos de la atmósfera] que regó la provincia el miércoles y el jueves no tiene efectos a la baja, al menos de momento. De hecho, se han sucedido cuatro jornadas de estabilidad de las cotizaciones de esta grasa vegetal. Los datos de operaciones a granel correspondientes al viernes y divulgados por el portal Preciodelaceitedeoliva, muestran que, según Infaoliva, el virgen extra se pagaba a 5,1 euros por kilo, mientras que el virgen se situaba en 4,9 y el lampante, en 4,65.

La misma fuente, con información de Almazaras Federadas de Córdoba cifraba los registros, respectivamente, en 5,106; 4,9 y 4,75 euros. La comparación deja patente que el mercado no premia la calidad pues entre el aceite óptimo y el peor, la diferencia ronda los cuarenta céntimos por cada kilo. Por tanto, al menos sobre el papel no hay un aliciente considerable para animar a la obtención de un producto selecto, que tenga todas sus características organolépticas en las mejores condiciones. Hay que tener en cuenta que, “a priori” el coste la recolección de la aceituna de suelo es inferior a la de vuelo. Esto discrepa de la filosofía implantada desde hace años en cooperativas y almazaras para primar los aceites de calidad.

Actualmente el mercado vive una situación de compás de espera, a escasas fechas de que comience a llegar el aceite fresco recién molturado de la campaña. Esa será la prueba del 8 para constatar si las cotizaciones resisten en unos niveles que resulten rentables para los olivareros —que los últimos años se han visto perjudicados por el ostensible encarecimiento de fitosanitarios, herbicidas y mano de obra— o se desfonda. En ese caso se volvería a una situación análoga a la de la campaña oleícola 2021-2022, la última con una producción considerable dentro de la provincia de Jaén. En cuanto a la 2023-2024, el techo se alcanzó a mediados de enero cuando incluso los lampantes se acercaron a los nueve euros por kilo. Tras una caída en marzo, en primavera hubo recuperación y desde junio, más bajadas.



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