El patrón recorre las calles

La imagen del Señor de la Vida centra las miradas en una procesión teatralizada

21 ago 2019 / 11:13 H.

Esperada. No hay otra forma de definir la jornada de ayer en Bélmez de la Moraleda. El día tuvo varias actividades, pero cuando cayó el calor y se comenzó a acercar la hora en la que el Señor de la Vida procesionara por las calles, estas cobraron vida.

No faltó la diana floreada para dar inicio al día, a lo que le siguió la elección de la fachada o calle mejor adornada del pueblo, para lo que todas vistieron sus mejores galas y hubieran sido dignas merecedoras del galardón.

La tarde la ocupó el campeonato femenino de cinquillo, juego con arraigada tradición en el pueblo, pero nada pudo eclipsar el tramo final del día. A partir de las 20:00 horas se celebró una misa en honor del patrón, el Señor de la Vida, que estuvo seguida por una ofrenda floral por parte de la Corporación Municipal y que sirvió como antesala para el plato fuerte del día: la procesión.

La plaza de delante de la parroquia Nuestra Señora de la Paz comenzó a llenarse de gente de forma incesante a partir de las 20:30 horas, aunque ya antes estaban allí quienes, ataviados de moros y cristianos, serían protagonistas, junto al patrón, de la procesión que recorrió las calles de Bélmez de la Moraleda.

Nadie quería perderse la imagen del Señor de la Vida, pero tampoco el espectáculo que brindarían las decenas de actores que dieron vida al “Rescate” por las calles de la barriada de la Paz. La gente se aglomeraba en los balcones cercanos para tener una mejor visión, los niños llegaban ataviados como caballeros, espadas en mano, y las calles se quedaban pequeñas para la ocasión.

Tampoco faltó a la cita la banda de música, que acompañó a la imagen del patrón durante todo el recorrido, pero antes de que este comenzara fue el momento de la primera escena del día, en la que los cristianos prometieron derrotar a los moros y cumplir, así, a los ojos del Señor de la Vida.

Comenzó entonces la procesión, con una fila interminable de fieles que abría el rey cristiano a lomos de su caballo, seguido por guerreros y ya, después, la imagen del Señor de la Vida sobre sus andas, a la que seguía la banda y, por último, los incontables vecinos.

Una vez llegaron a la parte alta del pueblo comenzó el segundo acto teatral: la batalla. Ya con la noche presente, el reducido grupo de cristianos, guiados por su fe, trataron de plantar cara a los moros, pero cayeron derrotados y estos últimos apresaron al rey y se hicieron con la imagen del Señor de la Vida. Acabada la obra, volvieron al templo.

La jornada acabó a altas horas de la noche. La música de las orquestas Aryon y La Farándula se encargó de que los belmoralense no pusieron rumbo a casa hasta casi que el sol amenazó con aparecer entre las montañas.