El paisaje que contempló Olavide

El municipio forma parte de las Nuevas Poblaciones creadas en tiempos de Carlos III

04 dic 2017 / 09:06 H.

Una sentencia anónima afirma que el carbón, si no quema, tizna. Y, en el mejor sentido de la palabra, quien pasa por Carboneros y contempla —como hizo, doscientos cincuenta años atrás, el superintendendente Pablo de Olavide en su aventura colonizadora— el paisaje, el horizonte, los hitos de este pueblo, lleva ya para siempre el corazón “tiznado” con la belleza dieciochesca de un municipio nacido y criado al pie de Sierra Morena. Un lugar donde la lengua, lo mismo que las esculturas del Manierismo, se entrega al “contrapposto” para pronunciar apellidos hoy cercanos que, sin embargo, llegaron desde tierras muy lejanas —Teclesmayer, Mesbailer, Ahufinger... y tantos otros— para poblar lo que no eran más que caminos peligrosos hasta convertirlos en espacios vitales. Aquí nació uno de los más queridos profesores de Federico García Lorca, Martín Scherroff: seguro que entre las influencias que dejó el maestro en el gran poeta de Granada, Carboneros late en alguno de sus poemas.