El Concurso de Redacción Prensa Escuela hace su parada número 20 en Pozo Alcón
Alumnos del Instituto de Educación Secundaria Guadalentín interactúan y aprenden con la historia periodística
Un grado marcaba el termómetro del coche justo al aparcar delante del instituto Guadalentín de Pozo Alcón. Quizá por el frío o por las horas que eran —las 9:00—, el caso es que costó romper el hielo en el alumnado de primero de Bachillerato de este centro, que fue partícipe de una nueva charla, la vigésima, del director de Diario JAÉN, Juan Espejo, enmarcada en la 34 edición del Concurso de Redacción Prensa-Escuela.
Poco más de veinte estudiantes que poco a poco se fueron soltando fruto de la alta interacción que hubo con las actividades realizadas para conocer la evolución del periodismo y del propio periódico. Aunque todo ello ocurrió tras un punto de inflexión, cuando enseñó una de las fotografías más publicadas en la historia de los medios de comunicación, la de Albert Einstein con la lengua fuera, algo que los propios alumnos quisieron imitar, bajándose la mascarilla y enseñando la lengua.
A partir de entonces, la participación fue notoria, y los jóvenes fueron los artífices de hacer volar el dron por todo el aula y encender la “bola mágica” a través de Alexa, a la que una estudiante le hablaba para cambiar el color mientras que su compañero la sujetaba en su mano. Asimismo, no pudieron evitar las caras de asco cuando el director del periódico explicó las culturas y tradiciones de los otros dos Jaén que hay en el mundo, uno en Perú y otro en Filipinas. Para ello, mostró fotografías de la gastronomía de cada lugar, donde se veía el cuy —un animal de cuatro patas parecido a una rata— y el balut, unos huevos con el pollo dentro, donde en Filipinas hay puestos ambulantes en cada esquina. Unas caras de asco que algunos alumnos hasta se taparon los ojos para no verlo.
Así, se llegó al final de la actividad, donde se vio el cambio mostrado en la actitud del alumnado, ya que después de una hora de charla, terminaron cantando “Mi gran noche”, de Raphael. Algunos de ellos se animaron a coger hasta el micrófono para mostrar sus aptitudes en el mundo de la música, aunque el resto de la clase, incluidos los profesores, acompañaron el ritmo con las palmas. Tras la canción, los más valientes y atrevidos se pusieron máscaras para “reírse de uno mismo”. También fueron partícipes de estos disfraces los propios profesores, con su director a la cabeza, que no se quiso perder ningún segundo de la charla.