El Charco del Aceite, un paraíso de agua rodeado de frondosidad
Diario JAÉN lanza su octava entrega de playas naturales de este lugar formada por el antiguo cauce del río Guadalquivir

Nunca un nombre engañó tanto, pues cualquier persona podría pensar, si no conoce este paraje, que el Charco de la Pringue es una balsa de agua sucia. No hay nada más lejos de la realidad, puesto que el también conocido como Charco del Aceite es una piscina natural formada por el antiguo cauce del río Guadalquivir que sorprende a sus visitantes por el color turquesa que presumen sus aguas. El nombre con el que se conoce a este oasis jiennenses proviene de una leyenda que afirma que un burro cargado de aceite se resbaló y cayó en el interior de la gran balsa de agua, lo que originó que adquiriera un color que, más allá de cualquier tono de azul, es comparado por muchos con el del aceite de Jaén. Cuentos aparte, el Charco del Aceite es una auténtica playa de interior.
Salto de agua hacia un paraíso veraniego: Solo hay que circular por la vía que lleva hasta Villanueva del Arzobispo. A tan solo seis kilómetros del municipio, hay que tomar un desvío que por destino tiene el Charco de la Pringue, un lugar perfecto en el que disfrutar del agua y del sol, una gran piscina natural que cuenta con numerosos y variados alicientes: estanque de agua con un rebosadero, chinringuito, zonas adecuadas para hacer barbacoas y otra de piedras desde la que los viajeros se zambullen en el agua, uno de los deportes más practicados por quienes deciden acercarse por este mágico rincón de la provincia de Jaén. No se puede hablar de la fauna acuática de esta zona sin referirse a la trucha común, aunque no es raro ver barbos, bogas y nutrias, todo ello aderezado por una vegetación de pinos, fresnos, adelfas y otras especies.