Cornadas, carreras y muchas risas en los San Locubines 2025

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Pintaba ser un encierro rápido en Castillo de Locubín, cargado de adrenalina y con el peligro acechando en cada esquina del trazado, y los bravos y temidos toros de la ganadería “Pinchaculos” no defraudaron. Antes del inicio de este peculiar encierro, el director del festejo, el “ganadero” Carlos García, reunió a los corredores a las puertas de los improvisados “toriles”, para explicar las normas de la carrera. Los valientes, grandes y pequeños, asintieron a todas y cada una de las especificaciones, siendo la más importante la última: “Se debe tratar con respeto y amor a los toros”. Tras los tres chupinazos de rigor y el himno al Santo protector de la carrera —en esta ocasión San Locubín—, se abrieron los cajones para dejar libres a Bailón, Bribón, Millonario, Ratón y Ratón Junior, que hicieron disfrutar a lo grande a los intrépidos corredores.

Cinco toros, cinco, cuatro de ellos negro zaíno y el último color canela, que pusieron pies en polvorosa con sus constantes y divertidas embestidas. Algún distraído participante pilló por sorpresa más de una cornada, sin tener que lamentar daños personales, salvo los provocados por la risa desmedida. En el recorrido, con subidas y bajadas, resonaron los pasodobles, los olés y los obturadores de los teléfonos que no querían perder ni un detalle de esta maravillosa cita. De rodillas se encaró la última carrera, enfilando el Parque Municipal, donde se instaló una plaza para que los pequeños siguieran disfrutando de los recortes y los sustos de los astados. Con la última tanda de recortadores, los toros se presentaron ante su público, el cual despidió con una atronadora ovación a los encargados de hacer pasar una mañana inolvidable a los infantes. Y lo más importante, sin permitir el sufrimiento de ningún animal.