Con la Alharilla al cielo en una cita cargada de emoción en Porcuna

Miles de romeros acompañan a la Reina de la Campiña entre vítores, cantos y aplausos

18 may 2025 / 19:04 H.
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Un millar de almas, llegadas de todos los rincones de la provincia y más allá, se congregaron este domingo en la aldea de Alharilla, en Porcuna, para participar en una de las celebraciones más sentidas y queridas: la procesión en honor a Nuestra Señora de Alharilla, patrona de Porcuna. Desde primera hora de la tarde, los caminos polvorientos que conducen a la ermita, situada a escasos cuatro kilómetros del núcleo urbano, se llenaron de romeros a pie y devotos que, entre rezos, cantos y sevillanas, se dirigían con devoción al encuentro con la Reina de la Campiña. A las cinco de la tarde llegó el momento más esperado: la salida en procesión de la Virgen desde su santuario. Nada más cruzar las puertas de la ermita, los anderos, emocionados y rodeados por una multitud entregada, comenzaron a darle vueltas al trono y a elevarlo, desatando una explosión de vítores, palmas y lágrimas. El cortejo avanzó por las calles de la aldea, con la Virgen llevada a hombros por los fieles, quienes seguían con precisión las indicaciones de un pequeño capataz que marcaba el ritmo: “¡Arriba!”, “¡Más rápido!”. Durante todo el recorrido, los romeros no se separaron de ella, acompañándola con fervor y emoción por los rincones de la aldea, adornados con balcones engalanados con flores. Desde muchos de ellos, coros rocieros le cantaron coplas y sevillanas, llenando el aire de numerosas notas que mezclaban alegría y devoción.

Durante el recorrido, muchas personas esperaban el paso de la Virgen por la carretera para verla avanzar hacia el humilladero, un momento especialmente emotivo. Allí, los anderos que portaban el trono dieron la vuelta para emprender el camino de regreso al santuario, provocando una oleada de aplausos y lágrimas. A lo largo del trayecto no faltaron los momentos de recogimiento. Enfermos y niños se acercaron al trono para pedir y tocar a la Virgen de Alharilla, mientras otros, desde la distancia, confiaban sus plegarias. También se pidió por la salud en muchos de los balcones de la aldea. Las muestras de cariño no cesaron. En cada rincón del recorrido llovían petaladas al paso del trono, creando una atmósfera mágica que conmovía a todos los presentes. Los anderos, meciendo el trono con delicadeza, parecían bailar con su Reina de La Campiña, guiados por el amor profundo que Porcuna siente por su patrona. Ya con el sol declinando y con los pies empolvados del camino, a las ocho de la tarde, Nuestra Señora de Alharilla regresaba a su santuario. El silencio, solo roto por los gritos de “¡Viva la Virgen de Alharilla!” y por los “¡ Viva su divino hijo!, se apoderó del ambiente, acompañando el mágico momento protagonizado por los anderos y sus revuelos, convertidos en todo un espectáculo.

“Este día para una persona de Porcuna es el más grande del año. Es el momento en el que más se manifiesta la fe que le tenemos a nuestra Virgen”, afirma Carmen Salas. Jorge Javier Ruiz sostuvo que fue una experiencia inolvidable que viven desde la cuna: “Siempre hemos estado en la romería y hacemos partícipe a toda una campiña”. “Después del invierno de lluvias, creo que Porcuna ha explotado en primavera. Ha sido un día magnífico en temperatura, en público y en todo”, manifestó José Fernando Salas. Pilar de la Hoz compartió que su momento favorito es cuando ponen a la Virgen mirando hacia su terraza: “Le regalamos muchos claveles”. ”Yo soy de Málaga y mis padres de Porcuna. Para mí venir a Alharilla es venir a mis raíces, es volver a mi familia, que la echo mucho de menos”, aseguró Carmen Navas.

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