Colorido guiño a la tradición

La procesión del patrón precede al lanzamiento de pavos reales de peluche

04 feb 2020 / 16:33 H.
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Cazalilla vivió su día grande en honor de su patrón, San Blas, una jornada que se afrontaba con ilusión y también con expectación por saber si sería positiva la acogida de la iniciativa municipal de los pavos reales de peluche, ideada para sustituir el prohibido lanzamiento de la pava, símbolo de la festividad cazalillera durante casi dos siglos.

La programación comenzó a las diez de la mañana, con la diana de la Agrupación Musical “Ortega y Cortés”, de Lahiguera. Tras ello, la iglesia de Santa María Magdalena acogió la celebración de la misa en honor del patrón, que fue oficiada por el párroco del municipio, Jesús Díez. Después, la fiesta al margen de los actos religiosos continuó en la caseta municipal, en la que actuó el cantante Javi Quesada.

A primera hora de la tarde, todo quedó dispuesto para la celebración de la procesión del patrón. Minutos antes de las cinco, los últimos peregrinos mengibareños aún se hallaban en pleno viaje a pie hacia Cazalilla por la carretera que separa los dos municipios, la JA-3413, una estampa que se repite cada 3 de febrero. Ya en el término cazalillero, aunque se sabía que la pava no volaría desde el campanario de la iglesia de Santa María Magdalena, el símbolo de Cazalilla aún seguía más que presente. De camino al templo pasando por la calle Ancha, un dibujo sobre tela de raso colgada en un balcón la recordaba. Algo más adelante, las inmediaciones del templo eran ya un hervidero de fieles de San Blas.

Con la iglesia llena, el párroco dedicó una última oración al patrón, de cuya mano derecha ya colgaban sus dos roscas. De fondo se escuchaban ya los primeros cohetes que anunciaban el pronto regreso de San Blas a las calles cazalilleras. La espera duró poco. Entre vivas y aplausos, los vecinos que abarrotaban el espacio urbano entre la iglesia y el Ayuntamiento, enfrentados y separados por escasos metros, recibieron a la santa imagen, llevada a hombros de varios devotos. Radiantes, como era precisamente la tarde del Día de San Blas, lucían las caras de la buena cantidad de gente que inició su peregrinaje junto al patrón cazalillero. Encabezando la comitiva, representantes de las cofradías locales. Les seguían el alcalde de Cazalilla, Manuel Jesús Raya; el diácono permanente de la diócesis de Jaén, Jesús Beltrán; el párroco del municipio y su homólogo de la iglesia de San Pedro Apóstol de Mengíbar, Antonio Lara. Por último, y tras el portador del estandarte, antecedían a San Blas la hermana mayor, Virginia Hortal; Cristina Domenech y Lorenzo Andreu, en representación de la junta directiva de la cofradía local, y el Hermano Mayor Infantil, Julio López.

Los sones de “Ortega y Cortés” marcaron el ritmo de una procesión en la que no faltaron los momentos emotivos, como el vivido en la esquina que une la calle Ramón y Cajal y la JA-3410. Allí, un anciano, entre lágrimas, se aproximó para besar el trono de San Blas. A medida que se avanzaba, los dibujos de la pava sobre telas blancas eran más frecuentes. Colgaban de balcones, ventanas y hasta de farolas. “Cazalilla con su tradición” era el mensaje que acompañaba a la ilustración que lucía en una fachada como eco subversivo. “Aquí lo que queremos es nuestra pava”, se oyó comentar a una vecina en la calle Real, casi a la altura del Café Bar Los Galgos. Antes, desde un balcón, el patrón fue honrado con una lluvia de pétalos.

Con la llegada del ocaso, San Blas regresó a su hogar bajo el techo de su iglesia. Después de despedirlo con vítores y aplausos, los cientos de personas concentradas a las puertas del templo tan sólo tuvieron que darse la vuelta para disfrutar del lanzamiento, no de la pava, sino de los pavos reales de peluche numerados del 1 al 50 que irisaron el cielo cazalillero.

En menos de dos minutos, el medio centenar de pavos fueron lanzados desde el tejado del Ayuntamiento al gentío, que se esforzó por hacerse con uno de los peluches. Tras ello, el alcalde, desde el balcón del edificio, hizo las veces de “speaker” para narrar el sorteo prometido, que se hizo sacando bolas de un pequeño bombo de bingo. Los números agraciados fueron el 41 —50 euros—, el 34 —50 euros—, el 44 —100 euros—, el 7 —200 euros— y el 35 —350 euros—, y los ganadores, respectivamente, Santiago López, Lourdes Cisneros, José Antonio Mateos, Ana María Pérez y José Moreno. Los cinco recogieron sus premios y despidieron entre sonrisas la jornada festiva.

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set (15 = 15)