Cierra el mítico Café Casablanca de Alcalá la Real
La jubilación del dueño, Julián Relaño, llevará al cierre del emblema cultural


Después de más de 38 años —la apertura fue el 14 de agosto de 1987— desaparece uno de los emblemas de la cultura en Alcalá la Real, Café Casablanca. El motivo de la desaparición es que se jubila su responsable, Julián Relaño, quien, durante todas estas décadas, contra viento y marea ha mantenido a flote uno de los proyectos hosteleros más interesantes de la ciudad de La Mota.
El cierre será el 29 de septiembre. Mientras tanto, el local continuará funcionando a partir de las tres y media de la tarde, salvo los martes, día de descanso. Sin embargo, no será una despedida al uso. Para esta misma semana se prevé la actuación de Undercover. Además, del 25 al 28 se vivirá el festival Gracias, Casablanca, organizado por la asociación Sacamoños. Durante cuatro días, se disfrutará de la música de los grupos locales de rock y artistas invitados. Relaño detalla que existe un libro de firmas para que los amigos del establecimiento puedan expresarse. También se exhiben fotografías antiguas de todos estos años. Primero el negocio estuvo en el Paseo de los Álamos y, desde 1994, en la calle Federico García Lorca.
Y es que Café Casablanca ha sido un refugio para la cultura. Allí se han desarrollado presentaciones de libros, exposiciones, lecturas de relatos o conciertos, no solo de artistas alcalaínos, sino de otros como la banda Sidonie y miembros de Barón Rojo. El espacio local, que cuenta con biblioteca propia, ha albergado otras iniciativas como las relacionadas con el colectivo de memoria histórica. En Etnosur era uno de los escenarios para las narraciones para adultos. La encomiable labor hizo que, en 2010, se le concediera el Premio Hércules en la modalidad de Cultura y Educación. El negocio ha sido, aparte de un café musical, un café tertulia, algo muy alejado de los típicos pubs de copas.
“Tengo una sensación encontrada. Por una parte, me da pena y por otro lado está la necesidad de jubilarme”, manifiesta el hostelero, una de las personas más conocidas del municipio. Adelanta que junto con su esposa, Paloma Galindo, permanecerá en Alcalá con idea de afrontar nuevos retos desde el punto de vista personal.
“Me siento muy acogido por el pueblo”, reivindica Relaño, quien desea que el adiós sea como merece la ocasión, en compañía de amigos y clientes que lo han acompañado en esta dilatada andadura. También está la opción de traspasar el local, pero ¿mantendría ese espíritu tan especial?