Una calle a través de sus negocios

“12 de agosto” es una de las vías más céntricas, animadas y comerciales de la ciudad

13 ago 2016 / 10:00 H.

Calles en Andújar hay muchas y cada una esconde miles de secretos en cada rincón. Viviendas y comercios míticos que permanecen y otros que desaparecen pero que, en cualquier caso, marcan un antes y un después en la historia de una zona con nombre propio. Este es el caso de la calle 12 de agosto que, ayer, celebraba el día que lleva por nombre. La calle, situada en el centro del municipio, ha experimentado muchas alteraciones en los últimos años y, aunque ha cambiado, hoy en día, hay comercios que continúan su actividad y forman parte del paisaje de “12 de agosto”, y otros que abandonaron esta zona de la ciudad para comenzar una nueva etapa en otro lugar.

Uno de los negocios de más renombre es Pozoflor, una tienda que comenzó su andadura, como comenta su gerente, Jaime Pozo, a partir de una historia de amor entre un empresario de Barcelona, vendedor de flores secas, y una iliturgitana que decidieron emprender. La familia ha conocido tres locales en la calle. El negocio se ha ido moviendo y “adaptándose a los tiempos y al ritmo de vida de las personas de hoy en día”. Pozo también destaca el “mayor ambiente” que los establecimientos de hostelería le han aportado a la calle. En pleno centro de Andújar, “12 de agosto” acoge actualmente una treintena de comercios, además de numerosas viviendas.

En uno de sus extremos se encuentra Calzados Rony, probablemente una de las tiendas más antiguas de la calle que todavía hoy se conservan. Este comercio abrió sus puertas en el año 1970. “Mis padres estaban saliendo y decidieron montar una zapatería. Así, poco a poco, surgió la idea hasta actualmente, que en la calle tenemos dos tiendas”, explica Antonio José Arroyo Porras, uno de los gerentes del negocio familiar.

La calle recoge historia y anécdotas que recuerda, desde hace ya dieciséis años, la sevillana Águeda Daza, como familiar de los propietarios de un estanco de la calle. El negocio, situado al principio de “12 de agosto”, comenzó su actividad hace unos cuarenta y cinco años, aproximadamente. Se trata de una empresa familiar que ha pasado de generación en generación con el paso del tiempo. Águeda destaca el cambio que ha tenido la calle y cómo ha evolucionado: “Con más comercios, tiendas y viviendas que se han construido”. “También llama la atención la alegría de la gente que pasea por la zona de forma distendida y relajada”, valora. Como, en muchos lugares ocurre, hay comercios que permanecen, algunos que desaparecen y otros que prefieren cerrar una etapa y comenzar otra diferente en distinto lugar.