La primera, e inolvidable, vez

Niños y adultos llegados de todo el mundo cumplen el rito del bautismo romero en el Jándula

28 abr 2019 / 11:07 H.

Lo dice la tradición romera. Quien peregrina por primera vez a la Romería de la Virgen de la Cabeza ha de ser bautizado, un ritual de bienvenida para el que no hay edad. Niños desde cuatro o cinco años a otros que ya peinan canas se acercaron a las orillas del Jándula para estrenarse como romeros. Muchos fueron los que, ayer, en su camino hacia La Morenita recibieron este singular bautismo que, como dice la plegaria que se pronuncia para dar la bienvenida a los que se inician en el sendero antiguo de Sierra Morena, harán que vuelvan todos los años. En un día espléndido de sol y temperaturas agradables como las que se disfrutaron el Sábado de Romería, la estampa se repitió en las orillas del río a cada pocos metros.

Candela Bascuñana es de Orihuela, tiene diez años y ya es romera. Ejerció Antonio Burgos, iliturgitano y amigo de sus padres, como padrino. Ella, feliz, recibió este bautismo peregrino en su primer año de Romería de Andújar. Ya el pasado jueves lució su traje de gitana en la ofrenda floral, disfrutó del paseo de caballos y hoy, por supuesto, estará en la cita con la Virgen de la Cabeza en el Cerro. Comparte esta nueva romera padrino con María del Rosario Pedrosa, una colombiana residente en Granada desde hace muchos. “Me encanta todo lo que estoy viviendo. Me han dicho que la romería es una experiencia única, que emociona a todo aquel que viene desde cualquier lugar del mundo y he venido para testimoniarlo. Hay que vivirlo”, reconoce.

A muy pocos metros del Puente Viejo, las aguas del Jándula también sirvieron para iniciar a Julio Muñoz Chiachío, a sus cinco años, como romero. Hijo de iliturgitana y porcunense, no dejó su tambor ni un minuto mientras que cumplía el tradicional rito a los pies del Cerro del Cabezo.

Desde Valencia llegó este año Gregorio Vázquez, lo arrastró una iliturgitana, Susana de Haro. Ella, residente también en la capital del Turia dice que, al menos cada dos años, procura cumplir con la cita más importante con La Morenita en el último fin de semana de abril. Y este, tocaba. Volvió acompañada, y para él, era la primera vez que pisaba la Romería. Fue bautizado, y tal y como dice la plegaria, seguro que no será la última que disfrute de la Romería. Él, asegura, está encantado.

Agua fresca, pura y purificadora es la del Jándula, que guía a los devotos hacia el Camarín, donde habita la Virgen de la Cabeza. El peregrinaje, ya se haga en carreta, en caballo o a pie, es una gozosa cuenta atrás para reencontrarse con esta veneradísima imagen y el Lugar Nuevo es su última etapa, pero el ritual del bautismo también se puede celebrar en el Arroyo del Gallo o en la Fuente del Madroño, ya cerca del Lugar Nuevo. Escenarios extraordinarios para una primera e, inolvidable, vez.