Calles coloridas y muy alegres

La Solemnidad del Santísimo Sacramento convierte la ciudad en un templo

24 jun 2019 / 13:29 H.

Calles y plazas se engalanaron para cobijar a la custodia durante su procesión anual. Multitud de hermandades y cofradías del Arciprestazgo andujareño alzaban desde la noche del sábado, durante las vísperas al día grande, altares efímeros en distintos puntos del recorrido procesional. La Esperanza, el Señor de los Señores, Los Estudiantes, la Inmaculada Concepción, el Carmen o la Cofradía Matriz de la Santísima Virgen de la Cabeza eran algunas de las corporaciones cofrades en afanarse para que, al paso de Jesús Sacramentado, todo estuviera a punto. Uno de los altares más característicos de la jornada fue el de la Venerable Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias, puesto que lo instaló a las puertas de su capilla y presidía el mismo, a lo lejos en su camarín, la titular mariana de la cofradía. Por otro lado, las alfombras de serrín con dibujos y formas coloridas, además de los balcones engalanados, adornaban las calles por donde el Santísimo procesionó. Una de las calles más señeras en esta festividad es la Alhóndiga, lugar donde se venera una devoción centenaria al Santísimo Cristo de la Providencia en su pequeña hornacina. En aquel enclave era donde más altares se encontraban.

La actividad religiosa comenzó a las nueve de la mañana con la celebración eucarística presidida por el arcipreste de la ciudad, Pedro Montesinos, en el templo de Santa María La Mayor, iglesia donde se celebró la novena en honor al Santísimo Sacramento y la vigilia de adoración durante 24 horas, del 20 y 21 de junio.

El cortejo procesional, que comenzó a inundar la calle Feria tras la misa, lo conformaban jóvenes que hicieron su primera comunión el presente año vestidos con los trajes de aquel día, cofradías y hermandades de Pasión y Gloria de la ciudad, colectivos de Adoración Nocturna, el clero del Arciprestazgo y el nuevo Gobierno municipal. Además, la Hermandad del Santísimo estrenó un nuevo palio de respeto tras el paso, confeccionado en el taller de bordado de las religiosas monjas franciscanas clarisas de Alcaudete.