Amor sin límites a la tradición

La procesión del Corpus Christi recorre el municipio bajo un sol de justicia

24 jun 2019 / 13:29 H.

La emoción contenida se dejaba sentir en cada uno de los rincones de la Plaza de la Constitución de Villardompardo. Las puertas de la Parroquia de Nuestra Señora de Gracia se abrieron con puntualidad a las once y media, pese a lo cual los nervios de los villarengos congregados junto a la misma estaban a flor de piel; no en vano, llevaban todo un año esperando a poder formar parte de la comitiva de su procesión del Corpus.

El sol de justicia que reinaba en el cielo villarengo y que descargaba toda su fuerza canicular sobre los hombros de los vecinos del municipio, después de haber superado otra larga espera hasta la llegada del verano, no fue impedimento alguno para que la población entera saliera a la calle luciendo sus mejores galas para disfrutar de tan señalado día.

Los primeros en salir del templo fueron los representantes de las cofradías locales, que portaron durante todo el recorrido procesional sus estandartes. A ellos se sumaron la Corporación Municipal, con el alcalde de Villardompardo, Francisco López, a la cabeza, la delegada del Gobierno andaluz en Jaén, Maribel Lozano; la viceconsejera de Salud y Familias, Catalina García Carrasco, y la diputada nacional María Luisa del Moral. No faltaron, como no podía ser de otra manera, los pequeños villarengos que este año han recibido su Primera Comunión.

La espera concluyó cuando comenzaron a escucharse los sones entonados por los integrantes de la Agrupación Musical del municipio. En ese momento, todas las miradas quedaron concentradas en las puertas de la Parroquia de Nuestra Señora de Gracia, cuyo umbral atravesó la querida y popularísima procesión del Corpus Christi villarengo, portada sobre los hombros de sus vecinos.

Cualquiera que haya estado presente durante la celebración, tanto este año como otros, no duda en apoyar la iniciativa para que este Corpus sea declarado Bien de Interés Cultural: el cariño de los villarengos hacia el mismo y el entregado trabajo a la hora de elaborar su bellísimos altares, sin parangón dentro esta festividad, merecen, sin duda, el reconocimiento. Ayer, de nuevo, hubo que rendirse a la evidencia. No había más que ver el mimo sumo con el que los coloridos y variados altares se habían elaborado y las ganas por sentir las andas sobre el hombro en algún momento de las casi dos horas de recorrido hasta que este culminó en el templo.