Gratitud a los maestros del Coto

El acto por el medio siglo del colegio José Garnica Salazar reúne a enseñantes y personal no docente

11 may 2019 / 16:05 H.

Historia viva de Alcalá la Real. El colegio José Garnica Salazar celebró la ceremonia principal en la conmemoración de sus cincuenta años. El salón de actos se llenó para albergar el homenaje a los maestros y el personal no docente que ha desarrollado buena parte de su vida laboral en el lugar, conocido popularmente como escuelas del Coto. Los protagonistas fueron enseñantes y trabajadores de diferentes épocas. Algunos de ellos residen actualmente fuera del municipio, por lo que su presencia supuso para ellos un reencuentro. La convocatoria estuvo marcada por los sentimientos y los recuerdos de tanto tiempo de labor para la enseñanza pública en un centro de referencia para la ciudad y las aldeas. Miles de alumnos de diversas edades y cientos de profesores de las más diversas procedencias, sin olvidar a decenas de trabajadores de cocina, mantenimiento y administración, han permitido que la iniciativa de cinco décadas salga adelante. Tomaron la palabra el alcalde, Carlos Hinojosa, quien representó al Ayuntamiento junto con la concejal de Educación, Ana Belén Serrano; el carolinense Felipe García Mino, inspector de zona y muy vinculado durante años como profesor al colegio José Garnica Salazar, y José Luis Marín, que fue uno de los pioneros en el centro y tomó la palabra en nombres de sus compañeros. En los discursos quedaron patentes la vivencias que marcaron el comienzo y la evolución de un proyecto de enseñanza pública para el casco urbano y zonas rurales. Especialmente significativas fueron las palabras de Serafín Martos, que ejerce el cargo de director desde hace quince años. En su intervención, el responsable repasó las tres etapas por las que ha pasado el colegio, que se inauguró, de manera progresiva, en el curso académico 1968-1969. La primera consistió en la apertura de tres colegios distintos (comarcales 1, 2 y 3), que ocupaban edificios independientes. El centro acabó por tomar el nombre, a título póstumo, del director de uno de ellos, José Garnica Salazar, quien también ejerció de alcalde. En el acto se leyó una carta enviada por su hija. La segunda fase comenzó en el curso 1984-1985 cuando se decidió la unificación en un solo centro, a lo que se añadió la llegada de nuevos escolares de las aldeas. El resultado fue un “macrocolegio” con 1.400 alumnos y más de sesenta maestros. No obstante, el experimento duró solo dos años, aunque ya funcionó como un solo colegio, los alumnos de las pedanías volvieron a los colegios rurales. Por último, en la temporada 1996-1997 arrancó la situación actual, con la puesta en marcha la Logse. Dos de los edificios se desgajaron para dar lugar al actual instituto Antonio de Mendoza y la Escuela de Idiomas. Martos aseguró que fueron las dos primeras etapas las que dieron su personalidad al colegio.

El acto central de la conmemoración de los cincuenta años del colegio José Garnica Salazar incluyó también actuaciones de alumnos y profesores del Conservatorio Pep Ventura. Después se dio paso a una copa, que propició momentos de intercambio de opiniones y convivencia entre las decenas de asistentes al encuentro.

Las instalaciones educativas, construidas en pleno franquismo, se caracterizan por su amplitud, con grandes patios y edificios de ladrillo. El complejo se completaba con dos bloques se servían como domicilio de maestros y con la residencia Simeón Oliver.