El granito no es el problema

Obras para subsanar las deficiencias de la Plaza de Santa María

04 oct 2016 / 13:24 H.

Más de dos semanas después de que Mantenimiento Urbano vallara la esquina de escaleras que está frente al Ayuntamiento en la Plaza de Santa María, —según ciertas voces— impelido por la caída de un menor, la empresa que se encargó de la remodelación de la plaza inició ayer las obras de reparación. El concejal del área, Juan José Jódar, explicó en un comunicado que, a pesar de que la garantía de obra expiró, “las deficiencias de la escalinata de la Plaza de Santa María son palpables desde hace tiempo y el requerimiento por parte de los servicios técnicos municipales se hizo en tiempo y forma”. De ahí que sea la empresa la que correrá con los gastos de la intervención.

En el mismo comunicado, el concejal de Mantenimiento Urbano argumentó que el “mal afianzamiento de los escalones” se debe a la “dilatación del granito, que no se tuvo en cuenta cuando se construyó”. Y, como consecuencia, “se habían desplazado y estaban a punto de caerse”.

Un lustro después de la polémica remodelación de la Plaza de Santa María, en la que se invirtieron tres millones de euros de fondos europeos, el entorno luce como una calamidad. Desde el final de la Carrera de Jesús, donde comienza la plaza en sí hasta el lugar donde la calle Campanas se encuentra en la encrucijada de Bernabé Soriano, Álamos y Ramón y Cajal, el firme está absolutamente deformado por el tráfico rodado y no es difícil encontrar tramos con auténticos agujeros, con pérdida de adoquines incluida. En cuanto a la solería de la Plaza de Santa María, el desplazamiento de piezas que ofrece la esquina izquierda no es la única deficiencia observable. Hay baldosas totalmente destrozadas, agrietadas y rotas. Pero el responsable de la situación en la que se encuentra la plaza o las calles que la rodean no es el granito. El problema está en la “subbase”. En el subsuelo, como el propio Jódar reconocía el pasado mes de agosto.

“El granito es, quizá, uno de los materiales más consistentes y duros del mercado a la hora de revestir una obra de arquitectura, tanto en vivienda, como en urbanización. Además, aquí, las piezas de granito se que se han colocado en solería y adoquines tienen un gran espesor”, expone el decano del Colegio Oficial de Arquitectos, Pedro Esteban Cámara. El experto apunta al material escogido para el subsuelo o a su colocación como el origen del problema. “La subbase es la que acaba aguantando el peso del tráfico rodado y el de las personas, además del propio peso del granito. Si no se cuida o no se coloca adecuadamente puede provocar este tipo de situaciones”, reflexiona Cámara, que recuerda: “En todas las intervenciones que se han hecho, sobre todo, en la calle Campanas, es tradicional que el granito haya dado un mal resultado, pero no es un problema del material, sino de una colocación de la subbase”. Ya, en agosto, cuando visitaba la Plaza de las Batallas, donde su área eliminó el adoquinado de los cruces por hormigón impreso, el concejal de Mantenimiento Urbano precisó que, en el subsuelo, el pavimento es de zahorra compactada, un material flexible, que no liga con las losas de granito, más rígidas. De ahí, el hundimiento progresivo del granito. Ello lo llevó a concluir su preferencia por el hormigón impreso sobre el adoquinado. Pero el decano de los arquitectos asegura: “La parte del granito es adecuada”. No así los materiales del subsuelo y los que se pueden utilizar —recuerda— están “prescritos”.

En función de cómo avancen los trabajos, las obras durarán entre 5 y 10 días, indicó Jódar en la nota.

La reparación de la calle Campanas aún no tiene fecha en el horizonte

La reparación del tramo de la Plaza de Santa María por el que circulan, fundamentalmente, los autobuses urbanos y los turismos de los residentes en la zona es una incógnita para la que el concejal de Mantenimiento Urbano, Juan José Jódar, no tiene respuesta. Está en el listado de objetivos de su área, pero el Ayuntamiento hace aguas, desde el punto de vista económico y financiero —todavía no se ha esclarecido cómo se cubrirán el pago de nóminas y los gastos corrientes de este último trimestre del año—, y aún hay un dilema que habría que resolver: qué solución se da al entuerto.

En su momento, tanto el concejal de Mantenimiento Urbano, como el de Personal, Miguel Contreras, reconocieron que se estudian distintas opciones y que se valoran, “técnica y económicamente”. Pero ¿pasaría por mantener el adoquinado? Esa es una de las cuestiones y Juan José Jódar apunta en este caso a la difícil aleación que existe entre el granito y la zahorra compactada. Descartado que el problema de origen esté en la superficie, sino que se produce en el subsuelo, habría que preguntarse por la posibilidad de optar por un material que sea compatible con el granito. Pero lo decidirá ese poderoso caballero que es don dinero.