¿Quién ganará el pulso?

09 mar 2020 / 12:44 H.

En mayo se cumplirán tres años de aquel fatídico congreso provincial que dividió el Partido Popular en dos y que aupó a un joven munícipe hasta la presidencia. Fue un cónclave que abrió las puertas por completo de una fuerza política acostumbrada a lavar los trapos sucios en casa, a regalar sonrisas cuando afloran lágrimas y, sobre todo, a acudir a las urnas así caigan chuzos de punta, con la cara “lavá” y bien “peiná”... como diría la canción. Un antes y un después marcó un tsunami político que revolucionó a los alcaldes, a los concejales y hasta el último militante, que puso la sede de San Clemente “patas” arriba y que necesitará un milagro para recomponer lo que quedó hecho trizas. Juan Diego Requena, abanderado por su antecesor, José Enrique Fernández de Moya, dio un paso hacia adelante, se enfrentó al núcleo más duro del municipalismo y, cuando alcanzó un cuestionado liderazgo, empezó a caminar, solo y ante el peligro, por la senda de una organización repleta de piedras en forma de obstáculos. Hay quienes, desde entonces, trabajan entre bambalinas para que abandone una dirección que consideran exenta de rumbo. Sin embargo, lo único que han conseguido, por el momento, es que dimita como alcalde de Santisteban del Puerto, el cargo que, precisamente, le abrió las puertas para entrar en una profesión para la que es crucial la vocación de servicio.

Esta tarde, a las ocho y media, dejará el bastón de mando que lo apartó de su profesión de ingeniero químico, un paso importante en su trayectoria que, en cierto modo, da la razón a sus enemigos íntimos. La incompatibilidad de cargos los tiene en pie de guerra, porque no es habitual que un presidente del Partido Popular sea diputado en el Congreso, un cargo que, además de dedicación, exige presencia física en Madrid cuatro días a la semana. El caso es que quienes luchan porque Juan Diego Requena deje la dirección provincial consideran que el cese como alcalde es la antesala de una dimisión que vendrá forzada más pronto que tarde, aunque quienes dirigen el “cotarro” harán lo posible para que el relevo sea natural. Ni que decir tiene que los populares jiennenses no se pueden permitir el lujo de ahondar en la herida de la división con espectáculos como el de Sebastián Pérez en la vecina provincia de Granada. Mientras sí y mientras no, el todavía alcalde asegura que continuará su trabajo de cohesión y en su agenda está anotada una hoja de ruta con la que, si nada ni nadie lo impide, intentará unir lo desunido desde el cargo que ganó en aquella cita congresual.

No lo tienen tan claro en la dirección regional. Las fuentes consultadas aseguran que no hay filin con el equipo que lidera Juanma Moreno y que algún contacto debe tener el santistebeño en Génova para que le hayan consentido una exclusividad escasamente permitida en el seno de una fuerza política estricta con el régimen de incompatibilidades. Quienes estuvieron en la conmemoración del 40 aniversario de la autonomía andaluza asistieron, claramente, al malestar que existe en la cúpula jiennense por esa trinidad de cargos venida a menos. Ejerció de portavoz de los “damnificados” el exalcalde de Jaén Miguel Sánchez de Alcázar, quien ya no tiene nada que perder en una batalla en la que, sin embargo, se considera protagonista, porque fue él quien emprendió una recogida de firmas para exigir a la dirección nacional que tome cartas en el asunto. El caso es que alguien que llegó para salvar al Partido Popular de una guerra interna que enfrentó a dos alcaldes aspira a continuar en el proyecto contra viento y marea. El destino dirá quién lleva la razón entre tantos dimes y diretes, quién ganará el pulso entre la provincia y la capital y quién está dispuesto a darle la vuelta a la tortilla. Sin que se rompa.