Juez y parte

Manuel Palomares entra como juez suplente en la Audiencia Provincial de Granada, cargo que compatibiliza con el de gerente de la UPM y, sin renunciar a la docencia, puede volver a ser edil

17 sep 2024 / 08:00 H.

Su nombre es Manuel Palomares Herrera, nació en 1991 y, aunque ya no forma parte de las Nuevas Generaciones del Partido Popular, representa la juventud en una fuerza política en la que todavía tiene mucha tela que cortar. Con el traje recién adquirido de juez suplente de la Audiencia Provincial de Granada, en el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, compatibiliza su profesión como profesor doctor de Derecho en varias universidades a distancia con un cargo público con el que mata el gusanillo de su pasión por la política: director-gerente de la Universidad Popular Municipal. Ojo, es el número 14 de la candidatura que encabezó Agustín González a la Alcaldía de Jaén y, francamente, después de la polémica suscitada por la recién llegada a la Corporación Municipal, Ana Núñez (la 13), hay posibilidades de que el cursor se mueva un peldaño más.

Eligió la carrera de la Abogacía por vocación y, fundamentalmente, por tradición familiar. Hasta la presente, nunca ejerció como letrado y, sin embargo, es uno de los profesores más codiciados en el ámbito de las universidades que imparten enseñanza a través de internet. Su currículum académico está repleto de artículos y libros, escritos en inglés y en español, que demuestran su soltura investigadora, un punto a su favor en ese nombramiento en la provincia vecina que es totalmente compatible con un cargo no electo. Ahora bien, si alguien fija su mirada en él para próximas citas con las urnas, no tendrá más remedio que tirar por el camino de la elección. La política es, sin lugar a dudas, una meta en el camino y, a la vez, un estilo de vida del que no se puede sustraer.

En su entorno más cercano siempre estuvo presente esto de lo público y, aunque suena a trasnochado, Manuel Palomares tuvo cinco antepasados con cargo: Juan José Bonilla y Forcada (alcalde y senador en 1876); Gabriel Bonilla Marín (presidente del Consejo de Estado en 1936); José Fiestas Rodríguez (alcalde en 1904); Antonio Herrera Murillo (teniente de alcalde en 1920), y Antonio Herrera García (alcalde en 1973). Todos fueron familiares del aspirante a concejal en el Ayuntamiento de Jaén, un ciudadano más de la calle que está donde está gracias al amigo Manuel Heras, exedil en los tiempos en los que José Enrique Fernández de Moya ejerció como máximo dirigente municipal. Fue en 2014 cuando se estrenó como número 17 en la candidatura del Partido Popular, en la que corrió tanto la lista que quedó como suplente y fue nombrado consejero de la Gerencia de Urbanismo. En la siguiente, al pie del cañón, Javier Márquez le confió el puesto 9 y, cuando se fue al Senado, Manuel Palomares se estrenó como concejal en la oposición.

A partir de ese momento, estuvo en un sinvivir. La apuesta de la dirección popular en Andalucía por Agustín González para arrebatar el poder al socialismo en la capital significó la confección de una candidatura de hombres y mujeres que estaba llamada a debatirse entre la renovación y la continuidad y, en una tensa espera, el protagonista de esta historia quedó relegado a un número con el que no pudo llegar a su objetivo. Sin embargo, fue compensado con la dirección de un organismo público que mueve más de cinco mil personas como usuarias de la cultura en la ciudad, otro traje a medida con el que intenta la entrada de aire fresco a esas puertas abiertas de la Universidad Popular Municipal, que ahora, eso sí, no está dejada de la mano de Dios. Su labor está centrada en la gestión y, aunque la docencia es su principal fuente de trabajo, no renuncia al sueño de regresar al lugar en el que aspira a continuar un proceso de aprendizaje con vocación de servicio público. Es juez, y parte. No lo puede remediar.

Juez y parte

Varios conflictos laborales que el Ayuntamiento tendrá que resolver

Uno de los principales problemas que tiene el Ayuntamiento de Jaén es que ningún alcalde, hasta el momento, fue capaz de poner orden en una plantilla municipal en la que, como la pescadilla que se muerde la cola, hacen falta trabajadores y, al mismo tiempo, no hay dinero para pagar las nóminas. Hubo intentos de realizar una Relación de Puestos de Trabajo y normalizar situaciones anómalas y, sin embargo, es una asignatura pendiente que, políticamente, tampoco interesa tocar. Al más mínimo intento de reparación de desequilibrios surgen conflictos, como el que mantienen abierto empleados del Centro de Interpretación del Castillo de Santa Catalina, que están en pie de guerra contra el Patronato Municipal de Cultura y Turismo por una modificación en el número de jornadas laborales y un cambio salarial que no les convencen. Lo mismo están en la Policía Local de Jaén, bajo mínimos, con los agentes enfadados y con una amenaza seria de protesta para el próximo día 30. La escasez de patrullas hace que haya jiennenses que tengan que esperar horas para ser atendidos, por ejemplo, en un accidente de tráfico. Las negociaciones están rotas y el alcalde, Agustín González, tendrá que coger el toro por los cuernos.

EN CORTO. No habrá Ciudad de la Justicia en esta legislatura

Que nadie se llame a engaños. Otra cosa no, pero transparencia sí la tuvo el consejero de Justicia, Administración Local y Función Pública. José Antonio Nieto reconoció públicamente que la Ciudad de la Justicia no estará terminada en esta legislatura, un equipamiento de gran dimensión que requiere su tiempo. La complejidad de la obra impedirá a la Junta de Andalucía cerrar otro capítulo más de proyectos pendientes de los diferentes gobiernos con una provincia en la que los asuntos judiciales son más lentos por culpa de la dispersión de edificios. Quizás la ubicación elegida, con restos arqueológicos de gran envergadura, complica la construcción de una infraestructura con más de una década sobre la mesa.