Hoja de reclamaciones

El libro de las incidencias ferroviarias en la provincia es cada vez más abultado y, sin embargo, faltan quejas por escrito de viajeros que se ven obligados a buscar alternativa para llegar a su destino

26 ago 2025 / 08:00 H.

El libro de las incidencias ferroviarias en la provincia tiene más páginas que el cuento de nunca acabar, ese que pone tan nerviosos a los niños en las largas tardes de aburrimiento. No hay semana que no haya una avería, un retraso injustificado o una ventanilla cerrada al público y, cuando la movilidad se intensifica, el malestar cobra su merecido protagonismo en una tierra con excesiva falta de vertebración interior y exterior en materia de comunicaciones. Los trenes de media distancia que unen Jaén con Cádiz y con Madrid, con sus reglamentarias paradas, tienen a sus usuarios más perdidos que el barco del arroz. Los problemas se acumulan cuando afloran las historias personales de quienes viajan, porque no siempre hay que hacer las maletas por el placer de conocer otros lugares, sino por imperativos circunstanciales que hacen pensar que esto no es el siglo XXI cuando se trata de una palabra mayor: la salud.

El libro de las incidencias ferroviarias pesa más que un quintal y, sin embargo, el de las reclamaciones está inmaculado. Son tantas las prisas cuando el usuario consigue llegar al destino que, al final, no hay quejas por escrito de las aventuras gratuitas que regalan Adif, Renfe, el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible o el “sursuncorda”. El caso es que siempre que surge un contratiempo, los responsables buscan una justificación hasta debajo de las piedras y los representantes políticos con competencias en el desaguisado callan y otorgan, dejan pasar el tiempo y, en cuanto tienen la oportunidad, comparecen ante los medios de comunicación para prometer el oro y el moro, con visitas ministeriales incluidas desplazadas en coche oficial.

El último capítulo de despropósitos ocurrió la semana pasada, en el mes vacacional por antonomasia, en la ruta que conecta la capital jiennense con la madrileña y a tan sólo una hora del punto de origen. El tren se detuvo por una avería técnica de una locomotora de mercancías y, cuando los minutos pasaban y los viajeros empezaban a contar por horas, tuvo que intervenir la Guardia Civil para ayudar a quienes, con problemas de movilidad, se veían obligados a caminar durante diez minutos, campo a través y en alerta naranja, en busca de un medio de transporte alternativo. Llegaron los más de doscientos afectados hasta Almuradiel en autobús, donde unos tenían que bajar y otros debían subir para llegar al mismo destino. Con tres plazas disponibles para las siete que aspiraban a sentarse en ellas, hasta hubo una familia al completo que se quedó helada como el hielo en plena ola de calor.

En Alcázar de San Juan se reubicaron todos de nuevo en otro tren de media distancia y, como nunca es tarde si la dicha es buena, hubo final feliz para el cuento de nunca acabar cuatro horas después de lo previsto. Y, como no hay una sin dos, ese mismo día se vio afectado el servicio que salía a las 8:32 desde la capital. Se produjo un primer retraso antes de comenzar el trayecto, y no había pasado una hora cuando los pasajeros se vieron inmersos en una nueva incidencia que detuvo el ferrocarril en la estación de Linares-Baeza durante dos horas por el mismo fallo en la locomotora. Otra odisea más que supone un “suma y sigue” en uno de los medios de comunicación más usados en el mundo que, no obstante, convierte a los jiennenses en ciudadanos de segunda y tercera categoría. Hay proyectos encima de la mesa para que llegue la alta velocidad a la provincia y, mientras tanto, resulta misión imposible llegar a cualquier destino en el tiempo que marca el billete cuando el usuario paga religiosamente lo que le piden por él. No hay hojas de reclamaciones rellenas. Ese es el gran problema.

La Universidad recaba apoyos para la protesta del 8 de octubre

Habrá terminado el verano, casi todos los jiennenses estarán de vuelta de sus vacaciones —salvo excepciones—, el Rosario Magno ya será historia, los feriantes de San Lucas ultimarán sus preparativos y el curso estará en marcha. El 8 de octubre se celebrará en la capital una protesta en defensa de la Universidad de Jaén con el rechazo del Grado de Biomédica como hilo conductor del malestar que existe en el entorno de la institución académica, con el rector, Nicolás Ruiz, como una de las principales figuras que se pondrán al frente de la pancarta. El problema no está sólo en la imposibilidad de ofertar una carrera nueva el próximo curso, aún cuando ya estaba abierto el plazo de preinscripción, sino en la financiación, la piedra angular de un sistema que nació fallido desde que era consejero de Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades, Rogelio Velasco. Hay un acuerdo actual, firmado el 8 de abril con el actual titular de la cartera autonómica universitaria, José Carlos Gómez-Villamandos, que todo hace indicar que se incumplirá, sobre todo porque no hay visos de que llegue el dinero comprometido antes de que termine el año. Los jiennenses tendrán que darle la patada al conformismo.

EN CORTO. Ángeles Férriz mantiene su espacio en Andalucía

Tuvo el arrojo de enfrentarse al “aparato” de su propio partido en su tierra y, aunque creyó que contaba con el apoyo suficiente como para convertirse en la sucesora de Francisco Reyes en el Partido Socialista de la Provincia, lo cierto es que perdió unas elecciones primarias históricas por la mínima. Cerrado aquel capítulo de un congreso con más viajes que el baúl de la Piquer, hubo quienes intentaron relegar al olvido a la parlamentaria andaluza, quien, sin embargo, sigue viva y coleando. Ya se encarga ella sola de que sus intervenciones en el Parlamento de Andalucía, sonadas y sonoras, den la vuelta por las ocho provincias. Juegan a su favor las redes sociales. No necesita a nadie más. Por ahora.