En busca de unidad

Este mes se cumplen tres años del nacimiento de un movimiento entre Jaén, Soria y Teruel para luchar contra el abandono, la falta de inversiones y la necesidad de oportunidades en ciudades con una tasa de población en declive. La provincia se subió el carro de la España Vaciada a través de plataformas ciudadanas que, con el tiempo, se dieron cuenta de que el único instrumento que puede ayudar a cambiar el rumbo de los acontecimientos es la política. Los problemas y las carencias son diferentes en cada uno de los territorios de un movimiento nacional que resulta imparable. Sin embargo, la vena de la reivindicación y el sentimiento de apego al terruño une a vecinos de distintas comunidades que buscan en el mismo paraguas aguantar el chaparrón y frenar la tormenta del ninguneo. El objetivo es tener presencia en las convocatorias electorales habidas y por haber y dar estopa al bipartidismo. El nombre y las personas son lo de menos. Lo que cuenta es el proyecto.

No es fácil el camino. El coordinador de la España Vaciada, Antonio Saz, tiene claro que Jaén es uno de los platos fuertes en la configuración de un menú en el que, ahora, prima Castilla y León por la premura electoral. Son diferentes los escenarios que baraja el colectivo y, aunque está claro que hay varias bifurcaciones en el sendero político, todas confluyen en un mismo destino: sumar desde la base, desde el pueblo, para acceder a espacios públicos en los que se dirime el presente y el futuro de los ciudadanos. “Soria Ya”, por ejemplo, concurrirá a la autonómicas como agrupación electoral, una evolución natural pensada para aquellas provincias en las que no hay tiempo para conformar un partido, harina de otro costal que entra en los planes de este movimiento nacional para, a la postre, crear una conferencia de fuerzas políticas de la España Vaciada. El caso jiennense merece capítulo aparte.

¿Por qué? Porque la división es un problema. “Jaén Merece Más” es la única plataforma que aprobó en asamblea su reconversión en partido político para conseguir tener voz y voto en las administraciones públicas. El resto de colectivos que se unieron en una coordinadora provincial también quieren dar tan trascendental paso con el nombre de “Levanta Jaén”, pero no mediante el instrumento asambleario, sino de forma personal. Antonio Saz es consciente de la crisis que plantea el asunto jiennense con una segmentación interna que no conviene: “Hay que tener claro que no somos políticos, sino movimiento ciudadano, y lo que prima es la solución de los problemas, la herramienta es lo de menos, lo que queremos es tener voz y presencia”. En este sentido, “Toño”, que es como se conoce el portavoz de la España Vaciada, subraya la necesidad de conseguir la unidad para concurrir las elecciones con una candidatura única que sea capaz de reunir el voto de aquellos vecinos de toda la provincia que no están con unos ni con otros, sino que se deben a Jaén. “El escenario en el que trabamos es en ir todos de la mano, un solo partido en esta tierra”, añade.

Hay más provincias en el contexto andaluz dentro de esta alternativa y, aunque pronto saldrán a la luz, lo que sí está claro es que el Jaén de la España Vaciada sí estará en las papeletas. Que se llame “Jaén Merece Más”, “Levanta Jaén” o “Jaén Existe” está por ver y, en cualquier caso, es lo que menos importa. Lo que sí trasciende es que estará y, en este sentido, su presencia supone una amenaza para quienes tienen garantizada su continuidad. “No nos queda otra que ponernos de acuerdo”, repite hasta la saciedad Antonio Saz, quien se muestra optimista con respecto a la capacidad de entendimiento ambas partes.

“Jaén Merece Más” marca su propio camino con la intención de acudir a las citas con las urnas con nombre propio, cerca de “Soria Ya, Teruel Existe y Cuenca Ahora” y, a la vez, con su espacio propio. Entrar en el paraguas de la “España Vaciada” es pretensión postelectoral para coger fuerza en el Congreso de los Diputados. El objetivo es mantener la provincia en el centro de las reivindicaciones, sin disciplina de voto, porque no es lo mismo la reforma de la Política Agraria Común para los jiennenses que para los turolenses, por ejemplo. Una cosa es la solidaridad y otra barrer para casa. ¿Imperará el sentido común?

El Partido Popular gana el Ayuntamiento de Begíjar, con el apoyo de Izquierda Unida, pero pierde Arroyo del Ojanco, previamente pactado el cambio. 17 alcaldías tiene en la actualidad de 97 que hay en la provincia. Este es el panorama dibujado en la cuenta atrás hacia las elecciones municipales, en las que no habrá muchos cambios de cabeza de cartel, porque cada vez es mas difícil más encontrar candidatos comprometidos con su tierra, sobre todo mujeres, que cuesta sudor y lágrimas confeccionar las candidaturas. La “pinza” de Begíjar recuerda a la que ocurrió en 2017, cuando el extinto Partido Andalucista respaldó al Partido Popular para situar a Damián Martínez al frente del equipo de Gobierno. También fueron los socialistas despojados del poder, lo mismo que la semana pasada, cuando Diego Soriano, por primera vez en la historia de este municipio de La Loma, entregó el bastón de mando a Eufrasia María Martínez en un gesto sin precedentes. No llegó la sangre al río y los agentes de la Policía y de la Guardia Civil allí presentes se quedaron de brazos cruzados ante la tranquilidad con la que se desarrolló una sesión extraordinaria en la que no hubo una voz más alta que otra. Un ejemplo.

No están escenificadas las desavenencias en el seno interno del equipo de Gobierno de Alcalá la Real, donde el Partido Popular gobierna con el apoyo de Ciudadanos, pero las discrepancias existen. Lo que ocurre es que tiene el concejal “naranja” Ángel Montoro instrucciones expresas de la dirección provincial de la fuerza política a la que representa de continuar con el pacto hasta el final de la legislatura, lo mismo que en el seno interno de la Junta de Andalucía con Juan Marín y Juanma Moreno. Se trata de una estrategia política que se repite en el caso de Linares, pero al contrario, donde son los populares los que arropan a Ciudadanos. La consigna es que no cunda el “mal ejemplo” del Ayuntamiento de la capital.