Decibelios y feria
San Lucas brinda en bandeja la oportunidad del paseíllo de representantes institucionales en medio de una crisis sanitaria en la que hay una jiennense que barre para casa con su política
San Lucas sirve en bandeja un ambiente distendido para que los representantes institucionales, con signos en las antípodas, tengan la posibilidad de departir de lo divino y lo humano sin la amenaza del micrófono y despojados de la tensión política de un día a día que, en ocasiones, se hace cuesta. Esta semana será la del paseíllo por las casetas, el selfie en la puerta, los abrazos con muleta y ese tradicional arte de mover el capote que aprenden, a pasos agigantados, quienes tienen la sartén del poder cogida por el mango. Lo que ocurre es que este año, en los prolegómenos de unas elecciones autonómicas, no está el horno para meter muchos bollos y, aunque harán cola las visitas ilustres en el Recinto Ferial, lo cierto es que no se espera la alegría de otros tiempos. La crisis sanitaria en la que está sumida Andalucía, con los cribados del cáncer de mama en forma de bomba explosiva, marca un tiempo en el que el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, se juega su futuro y el de los suyos. La moderación que le llevó a dar un giro de ciento ochenta grados en el Gobierno del sur de España, tanto en los debates como en la calle, es el norte que guía una estrategia que no puede perder de vista por más enérgico que sople el vendaval. El principal partido de la oposición se fortalece en medio de la tormenta y, aunque haya quienes intenten enreciar la cortina, es imposible ocultar que hay una jiennense detrás que atrae el foco nacional: Ángeles Férriz, portavoz adjunta del Partido Socialista en el Parlamento.
Fue ella quien miró a los ojos a la hasta ahora consejera de Salud, Rocío Hernández, en una Comisión de Sanidad en la que consiguió atraer todas las miradas y, aunque no es que tampoco haya que atribuirle el destape de la cuestión, sí hay que reconocer que su papel de vigilancia y denuncia fue clave para el zarandeo político que terminó en dimisión, siempre con la ayuda de su inseparable amiga de fatigas, María Márquez. Habrá que ver, en los próximos días, en qué queda la reorganización anunciada para encerrar una polémica de especial sensibilidad para los usuarios del sistema público, hombres y mujeres hartos de tantas esperas para un diagnóstico o para una operación, porque tampoco hay que olvidar que hay más puestos en el escalafón, alguno con sello jiennense y en femenino singular.
El problema de fondo es que faltan oncólogos y radiólogos, una profunda pesadilla de carencia evidente de profesionales por la que los socialistas ya pagaron lo suyo y que los tres consejeros de Juanma Moreno tuvieron la oportunidad de remediar. Ahora toca entonar el “mea culpa”, pedir perdón y depurar responsabilidades. El presidente andaluz, el mismo que se puso en contra de su propio partido cuando estalló la crisis de Carlos Mazón en Valencia, es consciente de lo que tiene que hacer y, fiel a su estilo, resistirá a la polarización que arrastra a borrar el centro del mapa y confiará en su propio personaje. Él (y su equipo) sabe que el control de los decibelios en el Parlamento de Andalucía es la clave para que el eco de la indignación termine favoreciendo a la derecha más extrema, por más que María Jesús Montero y compañía se empeñen en recoger el fruto de la crisis sanitaria.
Cada palo tendrá que aguantar su vela en unos tiempos difíciles para la lírica y con la festividad que cierra todas cuantas se celebran en España para hacer borrón y cuenta nueva, olvidar las penas, hacer amigos y tocar las palmas entre tanto palmero y palmerío, porque el ruido es lo que, desgraciadamente, importa en una provincia que quieren borrar todos del mapa. Hasta el presidente de la Diputación de Granada. Feliz San Lucas.
No habrá más movimientos para una moción de censura en Jódar
La situación en la que se encuentra la alcaldesa de Jódar, Juana Cazorla, es complicada, en medio de una legislatura en la que se las tendrá que ingeniar para sacar adelante los proyectos que pasan por el pleno municipal. La ruptura de Podemos con Izquierda Unida, evidenciada en la última semana con la salida de dos concejalas del equipo de Gobierno, es el reflejo de cómo están las fuerzas políticas de izquierda en la provincia, con una división inexplicable que, a la postre, favorece a los partidos situados totalmente enfrente. El municipio, con una arraigada tendencia de voto histórica hacia este lado de la balanza, ofrece en bandeja a la derecha la posibilidad de rascar votos en la tierra de Andrés Bódalo y compañía, donde el Partido Popular, con dos concejales en el equipo de Gobierno, aspira a más en las próximas elecciones municipales. Mientras tanto, el Partido Socialista no hará como hizo en Lahiguera, donde aprovechó a los ediles no adscritos para organizar una moción de censura que puede derivar en la expulsión de los tres concejales que rubricaron el acuerdo, por incumplimiento del “Pacto Antitransfuguismo”. Cada pueblo tiene su “cosa” y las estrategias políticas para eso están.
EN CORTO. Energías renovables como una oportunidad
Está la provincia revuelta con la instalación de plantas de biogás y de biometano en municipios, avalados por sus ayuntamientos. Se trata de infraestructuras que siguen las directrices de Europa para responder a los retos de sostenibilidad derivados de la lucha contra el cambio climático y, sin embargo, los vecinos se muestran en contra por los perjuicios que, supuestamente, pueden generar entre quienes residen en sus cercanías. Los alcaldes se encuentran entre la espada y la pared. Por un lado, saben que es una oportunidad de progreso y, por otro, son conscientes de que les puede pasar factura electoral. La Junta de Andalucía busca apoyos, mientras tanto, para favorecer la instalación, encuentra el apoyo de la Universidad y le queda informar a la ciudadanía para que no pase como cono la candidatura “Paisajes del Olivar”.