“Tranvíate”, que el pasodoble sigue

En Jaén son mayoría quienes piensan que el tranvía fue un derroche innecesario y, a la contra, una minoría entusiasta aplaudimos cuando nos dijeron que sería el primer transporte público, seguro y verde, puntual y de urbana atracción, que se iba a implantar en Andalucía. Las albricias al cielo sobrepasaron la Vía Láctea y como si de un agujero negro se tratase el mismo Jaén de postín y pasodoble diario que permitió el derribo del Teatro Cervantes se “tragó” la realidad del tranvía. El “señor Jota”, que ya peinaba canas entonces, lo recuerda así: “Una empresa de toda la vida, un juez de toda la vida y un Ayuntamiento de todas la vidas arrejuntadas soplando la vela del pasado y, ea, el pasado fue presente de nuevo en Jaén”. Esto del tranvía es más que ignominia, es de “Pepe Gotera y Otilio” dejarlo en las cocheras (desde 2011) vaya a ser que quedara bonito en la ciudad y las medallas...

La sempiterna letanía de las medallas en el pecho, el vía crucis de una ciudad que ve cómo se detiene un progreso para el que lucha, pero que despachos de inoculados de Poder y que ponen velas a que los recuerden de por vida, comulgan cada mañana con una hostia de adonidad (si no es mío no es bueno). En fin, que se acaban los días de 2025 y el “señor Jota” lleva semanas viendo operarios transformar el mobiliario adyacente del tranvía, adoquines y cableados, más la “materia verde”, árboles y setos, plantas que parecían fantasmas en la noche renovadas por otras que tienen verdor y vida. Incluso se asemejan algunas rotondas a un parque desértico por la cantidad de cactus sembrados. Se trata, con todo y pese a las bromas de barra de bar por aquello del “tren de la bruja”, del mejor ejemplo de la metáfora del tiempo y la memoria que tanto deshilacha el futuro de esta tierra: quienes sombraron árboles, se olvidaron luego de regarlos y quienes ahuyentaron la memoria por dejadez o desidia, ahora están tan felices de volver a colocar un río de vida junto a la serpiente de acero que surca la carretera de Madrid desde Vaciacostales a la antigua Acelerada y la inolvidable Bariloche, que eso es otro “Cantar del Mío Jaén”. Nada como volver a poner el mismo pasodoble para volver al mismo paso bailado de toda la vida, el de la sonrisa adormecida mientras las provincias hermanas han ido asaltando la modernidad, una tras otra. Así las cosas, digan lo que digan los agoreros, cuando eche a andar el tranvía, Jaén cambiará de faz y daremos un salto inesperado al futuro. Frase de Antonio Banderas: “Las expectativas son la madre de todas las frustraciones” y la nuestra se nos hizo úlcera sangrante durante 15 años. Decía un jugador de fútbol americano, llamado Wes Fesler: “Supera cada nivel de frustración con un mayor nivel de carácter”. Y a Jaén le falta carácter para decir basta ya.