No hay mal que cien años dure

29 dic 2019 / 11:30 H.

Es aficionado al refranero el “señor Jota”, que para eso tiene una edad y nuestros mayores, ya lo saben ustedes, cuando tenían problemas de comunicación con las generaciones posteriores, refrán que te crió y tan panchos que se quedaban. Así las cosas, la vida transitaba antaño entre los mensajes en clave de que “el que mucho abarca, poco aprieta”, “burro grande, ande o no ande”, “piensa mal y acertarás”, “a río revuelto, ganancia de pescadores” o uno que ahora sería micromachismo puro: “La suerte de la fea, la guapa la desea”. Despide 2019 el “señor Jota” igual que podría hacerlo en 1989, asease, treinta años atrás, cuando el Gobierno de entonces decidió acabar con Despeñaperros y por ende, con Jaén y sus ferrocarriles y desde entonces, de tumbo en tumbo, hasta el AVE a Granada por Málaga, que tiene tela... Pero, ea, “no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista”.

Acaba el año y el espíritu navideño invade todo nuestro ser, además del colesterol en vena y los vaporosos y farisaicos amigos invisibles, es por eso que el “señor Jota” pide de inicio perdón, que suena a latinajo de “excusatio non petita, acusatio manifiesta”, pero como bien dice el humorista norteamericano Larry Wilde: “La Navidad es la época del año en la que se nos acaba el dinero antes que los amigos”, así que lo mejor es transitar de puntillas para no herir susceptibilidades en demasía, que Jaén no la va a cambiar nadie en Nochevieja ni en Año Nuevo (“Roma no se hizo en un día ni se planificó nunca tampoco”). Haciendo caso al titular, sí que podemos decir, con toda rotundidad, de gente con quinquenios varios en el curro y canas en las sienes, que si el refranero se cumple a nosotros pronto nos llegará el final del túnel y el inicio de la nueva vida: “No hay bien que dure, ni mal que no se acabe” y, albricias al Cielo, si no llevamos un siglo sufriendo el ninguneo de los gobernantes y los pudientes señores del latifundio más los manijeros sacamantecas es que nos falta un pelín, solo un pelín, para cumplirlo. Es curioso, no es Jaén andaluza de cachondeo y jarana, más bien de trapío y hondura castellana, pero no se vive mal aquí, todos estamos contentos con lo que tenemos. Nadie pía, podría decirse, o más bien, nadie pía en demasía... Será porque “con la barriga vacía ninguno muestra alegría” y a los jaeneros con el olivar les ha dado al menos para un canto con pan y aceite y de eso que se han beneficiado quienes antes ya señalaba con determinación el “señor Jota”. Al grano y rematando, que no se diga que olvidamos que es bueno ser bueno, aunque nos jodan la vida a cada instante: “Haz el bien y no mires a quien”, que quiere decir, en lenguaje coloquial tabernario: ¡Que llenen, que paga el de siempre! Y es que como “a nadie le amarga un dulce”, “el tiempo todo lo cura menos vejez y locura”.

muy personal

Julio Verne: “No hay obstáculos imposibles, hay voluntades más fuertes y más débiles, ¡eso es todo!”
¡Soñemos, que los sueños realidades son!

Elena Romero, abogada de Alcalá: “Se han repartido unos 400 décimos de la cofradía de Nuestra Señora de la Cabeza de Santa Ana (filial de la Hoya del Salobral), sobre unos 40.000 euros en premios; hay que reclamar entre todos”.
¡Los niños de San Ildefonso cantaron el número pero luego no sale en los premiados!

Ana Ortega, cantante:
“Radio J. tiene la mejor música para cualquier momento del día.”
¡5.000.000 millones de oyentes sin ser nadie tiene su mérito!

adivina...

No tiene nada que ver con el negociado tan peliagudo que le encargaron, pero ahí sigue, cual hormiguita, sin dar un solo ruido

adivinanza...

¿Será verdad que las maniobras orquestales contra el nuevo alcalde se han intensificado esta Navidad?