Gastar el tiempo en lo que nos gusta

En la muerte de José Mujica hay que ponderar su legado de conciencia y dignidad, cómo ha dicho y hecho lo mismo de siempre, no de últimas, convirtiendo su vida en un admirable y frondoso vergel de decencia, en un inaudito paraíso que las almas cándidas y pecadoras quisieran palpar alguna vez en su vida. Para el “señor Jota”, desaparece una persona comprometida con la condición humana, defensora de unos ideales universales de paz y bien sin excepciones y, sin lugar a dudas, un ejemplo sostenido en el tiempo de advertencia sobre la civilización construida: “Ser libre es gastar la mayor cantidad de tiempo de nuestra vida en aquello que nos gusta hacer”, la primera. “Desarrollo sin felicidad no sirve”, la segunda. Y el remate: “Pobres no son los que tienen poco. Son los que quieren mucho. Yo no vivo con pobreza, vivo con austeridad, con renunciamiento. Preciso poco para vivir”. La vida de este señor ha estado plagada de sobresaltos y sus frases suenan a grandilocuencia de filósofo de referencia toda su vida pensando qué decirnos, pero no fue más que un guerrillero que creyó posible dar voz a los oprimidos y eso le llevó a la cárcel primero y, con la democracia, a presidente de Uruguay. Acaba de fallecer de un cáncer a los 89 años. Cree el “señor Jota” que además de esa decencia y austeridad, nos lega pensamientos únicos, transversales y ejemplarizantes de su paso por el gobierno del pueblo: “La política es la lucha por la felicidad de todos”. “El poder no cambia a las personas, sólo revela quiénes verdaderamente son”.

“No se vive de nostalgias, ni de recuerdos, sino de porvenir”. Y dice más este defensor de los oprimidos, tan convencido de la frugalidad humana como de los afectos que importan siempre y en todo momento, en cualquier circunstancia. “Si aspiráramos en esta humanidad a consumir como un americano promedio, son imprescindibles tres planetas para poder vivir”. “No defiendo las adicciones pero que las hay, las hay. Ninguna adicción es buena salvo el amor”. “El hombre es el único bicho que entierra sus muertos. Por qué será...” Seguir resaltando frases de sus encuentros con la gente, especialmente con los jóvenes, a los que animaba a revelarse con la civilización tan injusta que heredan y los valores materialistas que enhebran su savia, es un ejercicio de acompasamiento con uno mismo y su conciencia, qué duda cabe, se dice el “señor Jota”. Y es por ello que se queda finalmente con estos tres consejos, una nueva trilogía de raciocinio y verdad: “Hay cosas que adquieren valor cuando se pierden”. “Triunfar en la vida no es ganar, es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae”. “Van a envejecer y van a tener arrugas, y un día se van a mirar en el espejo y tendrán que preguntarse, ese día, si traicionaron al niño que tenían adentro”. Descanse en paz.