El hacedor de una gran cesta

Entrega de último de mes del “señor Jota” haciendo profesión de vida con su primer director >> En la muerte de Antonio Ramos, no cabe más que profesar su fe, el periodismo honesto y valiente >>

26 feb 2023 / 16:00 H.

Ha muerto un maestro del periodismo, Antonio Ramos Espejo, alguien que hizo de esta profesión santa dignidad por la noble causa de contar las cosas que le pasan a la gente preguntándole antes a la gente. Sus crónicas fueron siempre manuales en los que beber del mejor oficio del mundo, que decía Gabriel García Márquez, y no hay en Andalucía mejor ejemplo de reportero que este granadino de Alhama, andaluz universal forjado en el oficio viajando en busca de las entrañas del ser humano y, ya en la sapiencia de la vida, dirigiendo periódicos en Córdoba y en Sevilla. Andalucía no sería lo que hoy es sin el relato del 28-F que hizo en los años 80 y sin la obra magna con la que culminó su carrera, la Enciclopedia General de Andalucía. Ha muerto a los 79 años un magnífico periodista, un entrañable maestro, un maravilloso amigo.

Este cronista ya canoso y mayor tuvo en Antonio Ramos Espejo a su primer director cuando un barbilampiño becario aporreaba su entonces reluciente “Lettera” 35 como corresponsal de su pueblo y daba el salto a la Redacción de los Alminares del Genil. Fue suya la mano, impagable y majestuosa, que hizo del “Diario de Granada” una de las mejores escuelas de periodismo del mundo y de ese manantial de oficio, una palabreja para el “señor Jota” en desuso pese a la legión de titulados cada año, bebe aún un puñado grande de gentes de la “canallesca” de distinto signo y condición que apura el tránsito del viejo periodismo al nuevo sin el consuelo de los sabios que guíen tanta oveja descarriada en tan intrincado mundo de las autopistas de la comunicación, donde no hay más referencia que la carrera por los me gusta o los retuits. Con Antonio Ramos se va además de un grandísimo periodista, alguien en el que confiar las cosas de la vida, un maestro en esto del tránsito por este mundo lleno de esquinas y espinas, un señor de la cabeza a los pies que siempre tenía la palabra justa en el momento adecuado. Para bien, para salir adelante, para no desfallecer. Atribulado y especialmente emocionado, lo ve el “señor Jota” como el gran hacedor de la cesta del nuevo periodismo andaluz, a la que se podía acudir de forma permanente cuando faltaba el resuello y él, raudo y siempre dispuesto, acogía a sus discípulos con sorna tirando a malafollaílla granaína, aderezada con un corazón a espuertas. Con su muerte reverdecerá aún más la semilla que plantó en varias generaciones de periodistas, también en sus alumnos de la Facultad de Comunicación.“Vine como periodista y me voy como periodista. Porque un periodista nunca se jubila. Un reportero es reportero hasta el final”, pontificó antes del alzheimer. No era su sobrino, pero el “señor Jota” lo llamaba el tito Antonio. Descanse en paz.

CUESTIÓN PRIMERA

De él bebimos y bebemos una ingente legión de periodistas andaluces

CUESTIÓN SEGUNDA

“Nunca se jubila un periodista. Es hasta el final de sus días reportero”

MUY PERSONAL

Erasmo de Róterdam, filósofo holandés: “La paz más desventajosa es mejor que la guerra más justa”.
¡A ver si entráramos en esa fase de decencia en Ucrania!

Antonio Carrillo, presidente Puensi: “Siempre hemos tenido problemas de agua, pero hacer pozos y aljibes no es la solución al Puente de la Sierra”.
¡Promesas, siempre promesas!

Catalina Madueño, subdelegada del Gobierno: “Desde el primer momento hemos estado al lado de las personas que tuvieron que escapar del horror de la guerra”.
¡Jaén solidaria, hospitalaria, acogedora, siempre abierta!

ADIVINA...

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ADIVINANZA...

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