Con la UJA no se juega, se desvive

No se juega con la Universidad de Jaén, tampoco para sacar réditos políticos, que bien que estudian y se forman en nuestro Campus y luego tienen que buscarse las habichuelas fuera nuestros muchachos y nuestras muchachas, sin que haya habido manifestación alguna por tan noble y justificada causa. Para el “señor Jota”, sucede algo inaudito en el estamento universitario, de un lado bueno, de otro lado sorprendente. Acostumbrados que nos tienen los profesores al ‘anodinismo’, sorprende para bien que se movilicen, albricias al cielo; de la misma forma que sorprende y sorprende y vuelve a sorprender que la movilización tenga que ver con la financiación, o sea con el dinero, el mercantilismo que en el sistema capitalista llamamos necesario. Lloverán chuzos de punta ante tal afirmación, pero que haya debate con chuzos.

Seguramente el “señor Jota” esté poseído este fin de mes por la más absoluta de las indiferencias. No encuentra aliciente en esto del interés comunitario atendiendo en primera persona del singular y también del plural lo que sucede a su alrededor y, llegado el caso, también se pone la venda con quienes noblemente fomentan y generan el debate contra la originaria y nefasta financiación de la UJA y contra la de ahora, bendecida por el mismísimo rector: “Si quieres vivir feliz, no te importe que te crean tonto”, lo dijo hace cientos de años Séneca y siempre viene bien ante lo que se avecina, ser denostado, vilipendiado y ultrajado moralmente, que para eso Jaén es única. Solo suele despertarse con las nuevas Inquisiciones y las ejemplarizantes ejecuciones públicas de ensoberbecidos contra panolis que no se enteran de ‘ná’, el “señor Jota” mismamente. “Enseñar a respetar es enseñar a no hacer todo aquello que significa menosprecio o indiferencia hacia los otros”, asegura la filósofa Victoria Camps, a la que usa de venda, de nuevo. Quizá de por cazado el oso, o sea, la contrariedad ante tales aseveraciones, solo basadas en su pasotismo endémico y ese innata resignación, pero es que le llama tanto la atención, que más de mil profesores no creen opinión en Jaén sobre las grandes cosas de Jaén y lideren la sociedad civil o que decenas de profesores universitarios de Jaén no conozcan Jaén, porque van y vienen en coches, juntitos para ahorrar, y ni beben ni comen ni compran en Jaén o que los mismos catedráticos, con su libertad de cátedra no la ejerzan a golpe de razones incontestables para abrirnos la mente a los mentecatos que desorientados deambulamos... Sonoras y honorables excepciones hay, aunque, así las cosas todo llegará: “A los hombres hay que acariciarlos o destruirlos, pues vengarán un insulto leve, pero quedarán indefensos si se les aplica un golpe duro”, pontificaba Maquiavelo.