“Ámense como hermanos”

Hace acopio el “señor Jota” de los tiempos vivientes abrasado doblemente, primero por las calores con las que se está despidiendo junio, con unas temperaturas que ya empiezan a ser normales a poco que achucha el anticiclón (ya ni nieve en invierno) y segundo, porque la chamusquina política acongoja y deprime, hasta abrasa la ética de un país no acostumbrado a tanto zumbido de zángano. No, no son buenos tiempos para la lírica y lo único que nos faltaba es la desmesura de la pelea continua, contante y sonante de nuestros representantes, que se traslada, ustedes lo ven y lo palpan a diario, en los circos de sangre moral en los que se han convertido las redes sociales y, lo peor de lo peor, llega hasta los institutos y las escuelas. Ejemplarizante ejemplo de lo que nunca debería ser una sociedad sana, huele a caos total.

No suele ser nunca jamás agorero y menos desde el oasis en el que vivimos y disfrutamos a poco que nos dejemos llevar por los cinco sentidos, no por el relato de los telediarios en un permanente golpe de estado emocional y, también, pordiosero moralmente. El “señor Jota” está de vuelta en este final de junio con la Biblia, quizá porque cuando de todo se duda, volvemos a los clásicos; es el momento, dice, de hacerse acopio de la primera piedra del cristianismo, San Pedro: “Vivan todos unidos, compartan las preocupaciones de los demás, ámense como hermanos, sean misericordiosos y humildes. No devuelvan mal por mal ni injuria por injuria; al contrario, bendigan, pues ustedes han sido llamados a heredar una bendición.” Dicho queda en boca del primer apóstol, la piedra sobre la que emerge la Iglesia, algo impensable con los soles y las lunas de ogaño, porque la política todo lo achicharra, como la chicharra nos marca el camino de la sombra fresca cuando aprietan las calores. Deberíamos hacer lo mismo, huir, en enfurruña el “señor Jota”, de quienes hacen grande esta frase burlesca y que viene como anillo al dedo: “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”, de Groucho Marx. Y esta otra de Winston Churchill: “Un buen político es aquel que, tras haber sido comprado, sigue siendo comprable” y para remate, una del ruso Nikita Kruschev: “Los políticos son iguales en todas partes. Prometen construir un puente incluso donde no hay río”. Se resiste con uñas y sudores el “señor Jota” y defiende a la política como el arte de hacer posible lo imposible, la capacidad de influir en el mundo a través de la redistribución de la riqueza y las cosas buenas para quienes nos dieron al vida trabajando de sol a sol sin aire acondicionado. No desesperen con el calor, el bochorno patrio es lo que más preocupa, es extremo.