Gozoso viernes negro

30 nov 2019 / 11:32 H.

Abre la primera fase del Jaén Plaza en un viernes propicio para las transacciones, que dirían los fenicios. Los tiempos cambian y los poderosos mercaderes requieren hoy del favor político más que de las corrientes marítimas, vienen sin barcos y sin necesidad de sacar el sable, aunque sí requieren de un coqueto puerto donde fondear. Por la gracia prometida se mueven terrenos y como si de magos de oriente se tratase logran cambiar el curso de las ciudades. Invasiones pacíficas y gustosas porque traen la mirra placentera del consumo y nuevos curros en las bodegas, así las cosas se les pone alfombra en forma de cambios en los planes generales de ordenación urbana. Al fondo, se oye el sonido de las monedas al caer en la caja de las depauperadas arcas públicas. El mítico “clin, clin” mueve el mundo y nos promete siempre más cosas. “Money”, de Pink Floyd, podría tronar por los pasillos comerciales, que seguiríamos con nuestra fe ciega en busca de la ganga y las ironías del estribillo, al carro. “El dinero es un acierto, no me vengas con tonterías. Soy un viajero habitual de primera clase y creo que necesito un jet privado...”, claro que sí. En este caso la inversión millonaria del “Jaén Plaza” puede llegar a los 80 millones de euros con sus sabrosos 1.800 puestos de trabajo en unas “lagunillas” que pasaron de terreno embarrado a campo de primera en un suspiro. El Partido Popular está dispuesto a hacerse las pruebas de paternidad de tan bella criatura, pero deben estar tranquilos porque el Gobierno de PSOE y Ciudadanos, aunque no sean pareja gestante, lo cuidarán, en cualquier caso, como un tierno infante. Vientres de alquiler. El tranvía, sin embargo, es a día de hoy un triste expósito en un hospicio con forma de cochera.

La capitalidad de Jaén, desde el punto de vista comercial, se hace carne para solaz de una provincia también acostumbrada a coger carretera y manta para experiencias nevadas y extrasensoriales. De la capitalidad cultural ya hablaremos otro día porque el solar está lleno de jaramagos y necesita mecenas públicos, privados y que los jiennenses tan dados a las lamentaciones, decidamos rascarnos el bolsillo en tierra olivarera con la misma alegría que lo hacemos más allá de nuestro muro. Hay que seguir con “El lado oscuro de la luna”, porque el comercio de las otras plazas, ese de balanza, saludo preciso por tu nombre y que da la cara “in situ” cuando se cae el sistema, ya hace cuentas de los euros que volarán en Navidad. No solo de parques temáticos del ocio vive una ciudad y en esta en la que todo es cuesta se requiere llenar de gente también sus calles en el centro. Otra vez la matraca del transporte urbano, el tranvía menguante y un tren, sin brujas, navideño que saldrá a la calle con permiso de Castillo... ¿Se imaginan un escenario en el que un juez paraliza un centro comercial por la denuncia de pequeños comerciantes por competencia desleal?. “Money”. Todos los caminos para un centro vivo tienen el billete del tranvía.

Aunque en funciones, el ministro de Cultura, José Guirao, de vuelta a la capital, nos habla del carácter nacional de nuestro museo, pero esta vez con dotación presupuestaria que llevarnos a la boca, cinco millones anuales que, aunque sean a escote, suenan a música celestial. Al final, en la plurinacionalidad estará el camino. Jaén con acento íbero puede ser una veta turística, pero habrá que creérselo de verdad, aunque haya que ponerse un taparrabos.

También es cuestión de “Money” que la sanidad pública jiennense —sí, la que opera por la tarde— le inyecten dinero en vena para que haya especialistas y trabajadores que limen esas listas de espera que tan mal hablan de la “joya de la corona” de nuestro apuntalado Estado de bienestar. Ahora tirios y troyanos, Moreno Bonilla y Susana Díaz, aunque en un espacio temporal distinto, coinciden en los males que tiene nuestro servicio sanitario. 14 meses para una cita, mes arriba, mes abajo.

Y en la confianza de que el maldito “Black friday” se alargue... el presidente del Real Jaén, Andrés Rodríguez, se reúne, el lunes, en Madrid, con Hacienda por aquello de renegociar la deuda. “Creo que me voy a comprar un equipo de fútbol”, cantaban los rumbosos nuevos ricos de la banda de rock británica. Pues eso. “Money”.