Una decisión cuestionada

    15 oct 2020 / 17:14 H.
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    La existencia de los primeros contagios por coronavirus en el Campus de Las Lagunillas recuerda que hay otra institución muy cercana que se encuentra cerrada a cal y canto por orden de la Junta de Andalucía. Los datos no tienen ni punto de comparación, pero el miedo a que se extiendan hace que haya que reforzar el mensaje de la necesidad de extremar las precauciones y cumplir las medidas que recomiendan las autoridades sanitarias. La Administración andaluza tiene prohibidas las clases presenciales de los sesenta mil estudiantes de la Universidad de Granada, que se imparten a distancia durante dos semanas por la incidencia acumulada de la covid-19 en la ciudad andaluza, de 501 contagios por cada 100.000 habitantes. La decisión llegó tras las imágenes virales de estudiantes de fiesta en las calles sin mascarillas ni distancia de seguridad durante el puente de la Hispanidad. Las críticas arrecian ante una situación que, a todas luces, parece incongruente. Las aulas se cierran y serán virtuales, pero la hostelería permanece abierta sin restricciones. La comunidad universitaria, que goza de un principio de autonomía que nadie ha tenido en cuenta, exige explicaciones ante una medida que carece de rigor científico y que, además, llega sin previa consulta con la dirección de la Universidad. En la capital existe un protocolo estricto, lo mismo que en el resto de provincias, que hace que los contagios sean prácticamente inexistentes. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, antes de que comenzara el curso, se diseñó una propuesta semipresencial para evitar, precisamente, la clausura integral del campus. Una decisión tan drástica no puede basarse en criterios políticos y falta de sentido común.

    Editorial