Un servicio que supuso un hito

    17 nov 2020 / 16:31 H.
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    Fue el Foro Provincial de la Inmigración el que propuso que los albergues de temporeros abrieran sus puertas entre el 9 y el 15 de noviembre, que es cuando la mayoría de los tajos de recolección de aceituna están ya en funcionamiento. Sin embargo, las circunstancias obligaron a algunos, como el caso de la capital, a adelantar su puesta en marcha, porque son muchas las personas procedentes de otros lugares de dentro y fuera de España que duermen al raso a la espera de que alguien los contrate. Las instalaciones municipales están completas, los voluntarios no tienen más capacidad para dar respuesta a la demanda que llega cada día y la situación es insostenible. No es de recibo que haya edificios cerrados a cal y canto y que las administraciones públicas con competencias en la materia no se pongan de acuerdo para dar una solución rápida a un problema urgente. La imagen que Jaén da en el resto del país no tiene nada que ver con una realidad amparada en la solidaridad de una amplia red de jiennenses que, a título individual y colectivo, atienden las necesidades de los temporeros. Hay que tener en cuenta que la apertura de los albergues ya supuso todo un hito que vino a aportar una solución a una seria inquietud, que se trasladaba a las calles de pueblos y ciudades. El problema es que la grave crisis sanitaria en la que nos encontramos hace que muchos ayuntamientos sean reticentes a prestar instalaciones que, a corto o medio plazo, se conviertan en un foco de contagio. Es el momento de la solidaridad, de no dejar a nadie tirado en la cuneta y, con las debidas restricciones que impone una pandemia que no cesa, brindar a quienes lo necesitan un techo en el que dormir durante unos días.

    Editorial