Sentido común y sensibilidad

    14 abr 2021 / 10:35 H.
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    De cómo resulte, en tiempo y forma, el proceso de vacunación dependen, ni más ni menos, muchas vidas. No es una cuestión para tomarla a la ligera y, menos aún, para que esté sometida, como hasta ahora, a los vaivenes de decisiones precipitadas, poco rigurosas y sin el necesario pulso político. Ha ocurrido con la vacuna anglosueca de AstraZeneca. En poco más de 24 horas el Gobierno cambió la franja de edad a la que había que administrarla y, después, una comunidad autónoma, Castilla y León, la suspendió para dar marcha atrás la día siguiente. Todo ello contribuye a la desafección de la ciudadanía, a fomentar el miedo innecesariamente y a la generación de no pocas incertidumbre. La autoridad política tiene un compromiso con la mesura y la reflexión a la hora de tomar decisiones y debe hacerlo si precipitaciones, marcando bien los tiempos y trasladando a la sociedad mensajes claros y precisos, porque, hay que reiterarlo, no estamos jugando vidas. En las últimas horas ha surgido otro contratiempo importante. Esta vez afecta a las vacunas de Janssen que iban a llegar hoy mismo a España, en torno a 300.000 monodosis, peculiaridad de este fármaco de una sola inyección. Seis casos de tombos detectados en mueres jóvenes vacunas con viales de Janssen en estados Unidos provocaron que la Administración norteamericana paralizara su inyección y, ayer mismo, que la farmacéutica anunciara que pospone su lanzamiento en Europa. En esta vacuna confiaba España para llegar a finales de agosto al 70% de población inmunizada. Ahora procede actuar con calma, esperar las indicaciones de la Agencia Europea del Medicamento y optimizar la inyección de las otras dosis.

    Editorial