Sensibilidad y justicia social

    22 ago 2025 / 09:00 H.
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    En tiempos tan justiciables y de derechos como los que vivimos parece que no es posible que sucedan acontecimientos como los del fenómeno “okupa” y así es, con toda la radicalidad a su alrededor por la interferencia política. Resulta lamentable que alguien sea propietario de una vivienda y alguien la ocupe sin que se expulse inmediatamente a quien derriba una puerta para hacerse dueño de lo que no es suyo. Es una realidad social que provoca impotencia desmedida en la sociedad española y a la que las autoridades no parecen poner coto con la misma rapidez que te dejan sin tus bienes inmuebles. Puede ser la Justicia lenta, además de que la ley sea garantista en excesivo celo con quien comete delito tan aparente como que conlleva una violencia que no se tiene en cuenta, pero también es cierto que las fuerzas de orden público debían se dotadas de mecanismo legales para una actuación efectiva en el momento, antes de que se enquiste en el tiempo y los propietarios de esos bienes lamenten lo que no deben lamentar y se tengan que atener al silencio por miedo de quienes han usurpado sus derechos. Sensibilidad y justicia social han de erigirse en elementos fundamentales cuando las autoridades enfoquen con rapidez y firmeza las bases para la resolución de un problema que no ha hecho más que empezar por una cuestión puramente objetiva: España necesita viviendas para las nuevas generaciones y no hay posibilidades y garantías necesarias para promover el acceso a un techo digno a quien lo necesita, como también consagra la Constitución española de 1978. Se trata pues de un problema con diferentes aristas que ha de ser consensuada su resolución sin chantajes ideológicos ventajistas.

    Editorial
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