Recta final de San Lucas 2021

    17 oct 2021 / 16:19 H.
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    Mañana termina la Feria de San Lucas 2021 con sentimientos encontrados. Por un lado, con alegría, porque la celebración de la fiesta en sí supone un halo de esperanza después de una dura etapa de pandemia. Y, por otro, de preocupación, fundamentalmente por la falta de responsabilidad de quienes participan en aglomeraciones que resultan imposibles de controlar. No es fácil contentar a todo el mundo cuando hay demasiados obstáculos para la organización de actividades a medio gas y también es complicado incentivar a los jiennenses y visitantes a que pisen el recinto ferial cuando solo hay cuatro casetas y, además, con un público muy sectorizado como es el juvenil. Sin embargo, lo importante es que los ciudadanos empiecen a tomar conciencia de que ya nada será como antes y que en la responsabilidad de cada uno está la participación exitosa en acontecimientos en los que se presume una gran concentración de gente. No es de recibo que haya controles en la entrada y salida de La Vestida para que los asistentes utilicen la mascarilla en todo momento y, una vez dentro, lo generalizado es que todas estén guardadas en el bolsillo. Son los menores los que, en este sentido, dan ejemplo a los mayores, porque los más pequeños de la casa sí usan esta protección facial en las atracciones de feria, mientras el resto vive despojadas de ella de forma generalizada. Nadie sabe cómo serán los datos del coronavirus dentro de una semana o diez días, pero está claro que la concienciación sobre el peligro de la covid-19 está cada vez más reducida por culpa, precisamente, de la relajación de las medidas y de los buenos datos que ofrecen las estadísticas.

    Editorial