Pacto que sienta precedente

La pandemia tiene puestos patas arriba todos los sectores que mueven a la sociedad y, aunque todos son importantes para que no pare la maquinaria, hay un en especial que, por su especial sensibilidad, hace que todas las miradas se focalicen en él. Se trata de la educación. El coronavirus obliga a introducir cambios en el sistema para garantizar la seguridad en las aulas, no solo de los estudiantes, sino de los docentes, administrativos y, en general, de toda la comunidad educativa. El Gobierno andaluz sentó un precedente con un pacto sindical mediante el que se incorporarán a los centros siete mil profesores más, una medida necesaria para que las ratios no superen los veinticinco alumnos por clase tanto en Infantil como en Primaria y garantizar el desdoblamiento de grupos en lugares especialmente masificados. Queda claro que escuchar a la partes, negociar y dialogar es el único camino para solucionar los graves problemas que acechan en una situación de emergencia como la actual. Ni que decir tiene que el acuerdo educativo sienta un precedente y tiene que servir como punto de partida para llegar a pactos futuros en diversas áreas, especialmente en las relacionadas con la creación de puestos de trabajo y la apuesta por un modelo productivo que pasa por inversiones que atraigan industrias modernas, aquellas que se dedican a la investigación, el desarrollo y las nuevas tecnologías. Solo queda que, a partir de ahora, la incorporación de la nueva plantilla a los colegios se produzca más pronto que tarde, que la selección sea lo más transparente posible y que las contrataciones no sean a corto plazo, sino el tiempo que sea necesario. La seguridad en las aulas debe ser una asignatura estrella en todos los gobiernos.