Otra muerte en la carretera

    12 dic 2019 / 11:01 H.
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    El pueblo de Chiclana de Segura está consternado por la muerte de un vecino. Se desconocen las causas del fallecimiento y, por lo tanto, todas las hipótesis están abiertas. Sin embargo, sí se sabe que circulaba en bicicleta por la A-312 y, por motivos que están en plena investigación, un paisano lo encontró muerto. Era un taxista muy conocido en el municipio, una persona que se suma a la larga lista de accidentes mortales de ciclistas en carreteras secundarias en todo el país. Por su propia naturaleza, las personas que transitan sobre un vehículo de dos ruedas son las más frágiles en la calzada. Las estadísticas hablan de un crecimiento en España del número de siniestros que se producen de usuarios que suben a una bicicleta con un propósito meramente deportivo o como medio de transporte. Ni que decir tiene que este último caso registrado en Chiclana de Segura, pendiente de los resultados de la autopsia, debe ayudar a las administraciones públicas con competencia en la materia a mejorar todo lo que esté en su mano para que no ocurran más muertes sobre el asfalto. Reducir la siniestralidad exige, por una parte, un riguroso cumplimiento de las normas de seguridad vial. Por otra, la Administración ha de velar por el buen estado del asfalto y la correcta señalización, además de adoptar medidas para sacar de las vías a aquellos conductores que entrañan un verdadero riesgo. Las campañas de concienciación y los anuncios de sensibilización tienen que ser un complemento para el endurecimiento de las sanciones a quienes incumplen las normas. La promoción del uso de transporte ecológico debe estar en todas las agendas, pero tiene que haber infraestructuras preparadas para ello.

    Editorial