Lo que se dirime en Europa

    15 oct 2021 / 20:09 H.
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    La tractorada de ayer, celebrada en Sevilla, tuvo más afluencia de agricultores sevillanos y gaditanos, que del resto de Andalucía. Sin embargo, hubo presencia de todas las provincias, en mayor o menor medida, porque el asunto central de la reivindicación afecta por completo a la comunidad andaluza. Vive el campo pendiente de una reforma de la Política Agraria Común (PAC) que dejará en elc amino a muchos agricultores y ganaderos que, si no es por las subvenciones que llegan de Europa, no pueden sostener económicamente sus explotaciones. Son, en su mayoría, andaluces que tienen una actividad principal y, como secundaria, acuden al campo para mantener viva la tradición de sus padres y de sus abuelos. Representan, además, a esa España Vaciada que apuesta por mantenerse en sus territorios de origen, precisamente, para poder realizar las tareas que tienen encomendadas en el campo. El caso es que el Gobierno tiene que cerrar, antes de que termine el año, un Plan Estratégico Nacional y resulta complicado contentar a las diecisiete comunidades autónomas, porque si diverso es el olivar jiennense, más diverso es el campo español. Lo que no es de recibo es que los que más producen sean los más perjudicados en esa merma de regiones —de cincuenta se reducen a veinte— en las que cada una tiene su verdadera idiosincrasia. Eso en el capítulo principal del PAC. Otra cosa es el segundo pilar, el que está ligado a prácticas medioambientalmente sostenibles para recibir más incentivos. Se trata de costumbres que los olivareros jiennenses tienen muy bien aprendidas, por lo que los llamados “ecoesquemas” tienen que ser una oportunidad, no una amenaza para quienes cuidan y miman la tierra.

    Editorial